Escenarios imaginarios
jueves 09 de abril de 2015, 19:35h
Va tomando forma la idea de un futuro parlament fragmentado en seis o quizás siete grupos políticos, auspiciada por unas encuestas que, aunque difícilmente van a precisar el número de escaños, al menos indican tendencias más o menos previsibles.
Si, como parece, el Partido Popular puede perder, en el caso más extremo, hasta un tercio de su representación, es decir, unos doce parlamentarios, es obvio que muy difícilmente pueda gobernar en solitario. Incluso en un escenario en el que la suma PP-PI-Ciudadanos rebasase la mayoría absoluta –algo ciertamente complicado-, está por ver que se pudiera dar una coalición postelectoral entre ellos. En primer lugar, es poco probable que Ciudadanos, que tiene como objetivo principal las elecciones generales, se signifique tanto como para dar apoyo a un govern del PP en junio próximo. Si el resultado de los populares fuera menos malo, quizás sí apoyarían la mera investidura.
El PI, por su parte, ha repetido hasta la extenuación que no pactará con Bauzá, lo que sugiere que sí lo haría con un PP comandado por otro líder menos contestado, como pudieran ser Maria Salom o Gabriel Company, si es que se diera la ocasión para ello.
Otra incógnita a despejar es si el PI y Ciudadanos podrían pactar conjuntamente su apoyo al PP. Ideológicamente, especialmente en materia lingüística, es difícil, aunque tampoco imposible. Ciudadanos defiende programáticamente un modelo escolar uniforme de porcentajes 40-40-20 de catalán, castellano e inglés y el PI se remite al llamado decret de mínims que establece un mínimo del 50 por ciento impartido en catalán, a determinar por parte de los centros educativos, con introducción del inglés.
Pero tampoco hay que dar por sentado que Ciudadanos y el PI solo puedan pactar con el PP, ni mucho menos.
En función del resultado que obtuviere el PSIB, tampoco habría que descartar un govern de centroizquierda, excluyendo a Podemos, lo que obligaría a pactar los asuntos de relieve para no quedar atrapados en una pinza derecha-izquierda, PP-Podemos.
Pero, si bien este escenario podría ser viable sin ningún problema en otros lugares de España, aquí se volvería a topar con el obstáculo de la concepción de la política lingüística de las diversas fuerzas.
Finalmente, está bastante cantado que si la suma del centro y la derecha no alcanza la mayoría, podría reeditarse un tripartito, esta vez solo con partidos de izquierda, PSIB-Més-Podemos, algo que no ha sucedido antes en Balears, puesto que el primer Pacte de Progrés 1999-2003 estaba condicionado por Unió Mallorquina.
Sea cual sea, pues, el escenario final, nos enfrentamos a algo totalmente nuevo. Paradójicamente, será una inmejorable ocasión para que todas las fuerzas políticas exploren su capacidad de dialogar con el adversario. Si así fuera, todos saldríamos ganando.