Tolo Servera preside la Asociación de Distribución de Alimentos Bebidas y Limpieza (ADED) de Baleares, una red de empresas mallorquinas que abastecen de género a hoteles y restaurantes de las islas. Sin embargo, con todo el sector cerrado y paralizado y unas previsiones pésimas para esta temporada alta, Servera advierte que el panorama es" apocalíptico", con toneladas de comida guardadas en los almacenes esperando una salida que no llega.
¿Cuál es la situación actual?
Las perspectivas para los distribuidores son cada vez peores. Nuestra actividad está íntimamente ligada a hoteleros y restauradores y si no tenemos a quien seguir, no trabajamos. Yo hablo en nombre de mi sector pero lo que nos comentan desde los otros es que las previsiones son negras.
El Govern habla de un tímido arranque en agosto.
Si ocurre esto, estaríamos hablando de muy pocos establecimientos abiertos. Y no olvidemos que aunque los hoteleros quieran abrir, si el aeropuerto está cerrado, no hay turista que entre. Por no hablar de los países emisores. Nosotros podemos decidir lo que queramos pero si ellos no permiten viajar... Esto es una cadena, dependemos todos de todos.
Decía que las previsiones son negras. ¿Qué plazos barajan?
Empezamos hablando de que se perdía Semana Santa, luego junio, después el verano. Ahora damos por perdido el año entero.
¿Dónde están sus pérdidas?
Además de los costes que asumimos (unos gastos mínimos de mantenimiento de cámaras y consumo de electricidad, principalmente) nuestro gran problema son los estocajes. Teníamos buenas previsiones para Semana Santa y las empresas fueron llenando sus almacenes. Hasta que estalló el coronavirus.
¿Todo el género espera salida? ¿No hay nada que colocar al margen de hoteles y restaurantes?
Ahora mismo los estocajes son brutales, hay toneladas que no vamos a poder dar salida, ni regalándolo ni ofreciéndolo en la Península. Damos por perdidos productos no ya de un mes sino de cuatro-cinco meses: embutidos, quesos, mantequillas, conservas, etc. Son productos que iban a ir destinados al sector turístico pero que dadas las circunstancias, se quedarán en el almacén.
¿A la población directamente?
Imposible. La población está optando por las grandes superficies. Respetamos la libertad de elección pero la Administración también debería velar por los intereses de nuestras empresas, las que somos de aquí.
¿Cuál es la respuesta del Govern?
Podrían haber forzado a las grandes empresas a que vendiesen todo nuestro estocaje antes de traer género de fuera. No estamos hablando de género impuesto sino de elementos que ellos mismos traen. Un Govern con altura de miras les habría explicado que, después de muchos años obteniendo beneficios en esta tierra y sobre todo ahora, que han disparado sus ventas, deberían echar una mano a esta comunidad dando salida al género que ya está aquí. Es indignante que cada día lleguen camiones de comida a las islas y la que ya tenemos aquí la tengamos que tirar.
¿Ustedes también han realizado ERTEs?
Sí, nos hemos visto obligados a realizar bastantes por fuerza mayor dado el bajón evidente de nuestra actividad. En este sentido me gustaría destacar la eficiencia de la conselleria de Treball tramitándolos. Una anécdota que demuestra el esfuerzo en este sentido es que un día festivo llamé a la conselleria por una urgencia de mis asociados y el conseller Negueruela y la directora de Treball estaban personalmente tramitando papeles.