Pablo Gárriz Galván (Madrid, 1976) es director general de Interior y Emergencias del Govern desde finales del mes de septiembre. Es doctor Cum laude en Seguridad Humana y Derecho Global Público y premio extraordinario de doctorado por la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB). Licenciado en Ciencias del Trabajo por la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), Diplomado en Relaciones Laborales por la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Es titulado superior militar especializado en Gestión de Catástrofes por la Escuela Militar de Emergencias de la UME. Desde 2004 hasta 2023 fue responsable técnico de Emergencias del Govern balear en las Pitiusas. Desde 2023 hasta su nombramiento ha estado prestando servicio en el Ministerio de Defensa.
¿Cómo ha sido su llegada y la adaptación al nuevo puesto?
– Ha sido intenso, porque la legislatura está empezada, con los equipos en marcha. Tengo que agradecer el trabajo de mi antecesor, Sebastià Sureda, que se encontró una dirección general muy desestructurada, con una falta de proyecto y visión que le llevó a tener un año muy intenso.
¿Qué objetivos se ha fijado?
– La seguridad pública es un ámbito trascendental en la acción del Govern. El impulso lo da la propia presidenta Marga Prohens y la consellera Antònia Estarellas materializa esa idea buscando formar un equipo. Había un trabajo previo dentro del Partido Popular antes de las elecciones, donde se habían identificado situaciones y elementos que eran susceptibles de mejora, empezando por el marco jurídico. Hay un proyecto trascendental que es la Escuela Balear de Seguridad Pública, una infraestructura imprescindible que no se tenía y que vertebra la formación, el reciclaje y el desempeño profesional de bomberos, policías, protección civil, tanto profesionales como voluntarios.
Es un poco heterogéneo…
– Bueno, es que la seguridad pública es un concepto amplio. Abarca tanto lo policial como lo no policial, es decir, los actos que son de carácter intencional, como los que son de carácter accidental. Y esto supone que la seguridad pública sea el mecanismo que permite articular la gestión de los riesgos y las amenazas en nuestra sociedad. Tenemos que modernizar todo lo que tenemos porque hay leyes de protección civil o de ordenación de emergencias del año 98, del año 2006, planes de protección civil que necesitan una revisión urgente e importante. Ahora mismo la ley de coordinación de policías locales está en una fase de tramitación. Tenemos las actividades clasificadas, los planes de autoprotección, que necesitan ponerse bajo una misma autoridad que permita desarrollar de manera cohesionada las distintas visiones de las seguridades, incluido también los ámbitos de la vigilancia o de la protección en los espacios más privados.
¿Todas las administraciones están igual de concienciadas de la importancia de esta materia?
– Esta visión de la seguridad pública a veces no es entendida ni compartida por todos los actores, por diferentes motivos. Y ahí es donde está el trabajo del Govern en concienciar sobre la necesidad de tener un modelo de seguridad pública que sea integrador. ¿Por qué? Porque al final la estructura competencial que tenemos hace que cada uno tenga su parcela de responsabilidad. Si alguien falla, la estructura se cae. Por tanto, el Govern, que hace una labor importante y transversal, hacia arriba con el Estado y hacia abajo con las administraciones locales, tiene la obligación de impulsar ese modelo donde al final cada uno, desde su responsabilidad y con el apoyo del resto, cumpla su función. El objetivo de todos es garantizar la vida y la integridad física, patrimonial, ambiental y natural de nuestra sociedad.
"El objetivo de todos es garantizar la vida y la integridad física, patrimonial, ambiental y natural de nuestra sociedad"
¿El hecho de ser un archipiélago con cuatro islas, complica las cosas?
– Las complica mucho por la propia realidad social y cultural. Desde el punto de vista operativo, los recursos son los que tienes en primera respuesta en cada una de las islas. Cuando hay necesidad de apoyo, está el mar por en medio, la misma dificultad que cuando se requieren recursos del exterior. Por tanto, la primera respuesta tiene que estar muy bien estructurada y organizada porque los recursos son especialmente estratégicos.
Ha mencionado la necesidad de reformar el marco jurídico, pero en lo material ¿qué hace falta?
– Es que el marco jurídico determina los planes y los planes determinan las inversiones. Si nuestros planes están obsoletos, nuestro marco jurídico no responde a la necesidad actual de nuestra sociedad. Si la orientación política no está clara, cada uno va haciendo la guerra por su cuenta. Tenemos muy buenos profesionales y los medios que cada administración ha buscado para resolver sus necesidades. Lo que falta es esa dirección de orquesta que permita generar sinergias, ahorros y beneficios. Y de ahí también nace la idea de poner en marcha, cuando sea el momento oportuno, la Agencia de Emergencias como elemento gestor de apoyo al sistema de seguridad pública.
"Si la orientación política no está clara, cada uno va haciendo la guerra por su cuenta"
¿Qué papel juega en ese proyecto la Escuela de Seguridad Pública de Baleares que se pretende construir en el antiguo cuartel de Son Banya?
– Es uno de los proyectos fundamentales de esta legislatura. Será una instalación del Govern que cohesiona e integra todos los elementos de seguridad pública que queremos mejorar y poner en marcha: las instalaciones de la autoridad de Protección Civil y de Coordinación de Policías Locales, que es esta Dirección General de Emergencias; y la segunda parte es un nuevo centro de coordinación de emergencias para el 112, que se nos ha quedado pequeño. Ya hay un proyecto que está presentado y se está empezando a explicar. Es un proyecto para el que ahora mismo hay 24 millones de euros para su puesta en marcha.
¿No cree que puede haber un poco de psicosis y miedo a la vista de lo que ha sucedido en Valencia? Quizás es igual de malo quedarse corto que pasarse con los avisos meteorológicos…
– Cada vez que hay una gran catástrofe, la población se vuelve más sensible hacia temas a los que quizás no les habíamos prestado la debida atención como ciudadanos. Aquí hay una labor previa de los poderes públicos en la concienciación a la población. Por eso, la presidenta Marga Prohens en el Parlament hizo hincapié en ese trabajo que ya hemos empezado a diseñar desde hace un tiempo de campañas de divulgación y de información a la población, porque lo que salva vidas son los medios y las estructuras de respuesta de las administraciones, pero también el comportamiento de cada individuo, que depende de la información que tiene. Cuando uno tiene información y formación es más fácil que sea capaz de interpretar los mensajes que se le mandan.
"Cuando uno tiene información y formación es más fácil que sea capaz de interpretar los mensajes que se le mandan"
Un elemento importante en esta situación es entender la diferencia entre un aviso meteorológico y una alerta de protección civil, por ejemplo, que no siempre es bien entendido. De hecho, a veces se tratan como elementos unívocos y no son lo mismo. Entendemos que el modelo de seguridad pública debe incidir en la cultura de protección civil porque una población formada está mucho más protegida porque entiende los mensajes y cómo debe actuar.
Nosotros estamos haciendo una gestión responsable, tanto en el caso de Valencia, de los medios que hemos mandado, como de la gestión de las alertas que estamos lanzando. Porque si uno da muchos toques en el mismo sitio, acaba saliendo un callo que hace que la ciudadanía pierda sensibilidad ante el estímulo.
¿Cree que la torrentada de Sant Llorenç de 2018 sirvió para mejorar en el ámbito de las emergencias y la protección civil?
– Sin duda. Supuso una gran reflexión en todos los ámbitos. Para los servicios de emergencia, por supuesto que fue una lección y un aprendizaje salvaje. Para el sistema público de protección civil o de seguridad pública en general, pues debía haber sido el mismo; y debería haber tenido el mismo proceso de transformación que yo creo que no tuvo. En esa situación nos encontramos ahora. Es decir, esa transformación que necesita desde hace muchos años nuestro sistema, por diferentes motivos no se ha llevado a cabo. Yo soy consciente que una transformación de un sistema de seguridad pública como el nuestro, que tiene mucha complejidad, con muchos actores, donde hay muchos intereses de muchos ámbitos y que además, obliga a invertir, necesita de una visión estratégica a largo plazo y de consenso colectivo que no sé si se ha querido o se ha podido tener. En todo caso, nosotros ahora mismo, como planteó la presidenta del Govern en el Parlament, estamos haciendo un modelo que perdure y en el que todos participen. De ahí que sea imprescindible una ley específica de seguridad pública que permita integrar las diferentes patas del sistema, pero también que sea de consenso para que perdure si hay un cambio de gobierno.
"La transformación que necesita desde hace muchos años nuestro sistema, por diferentes motivos no se ha llevado a cabo"
Yo creo que Sant Llorenç, Valencia, los incendios forestales, los episodios de contaminación marítima, etc. nos tienen que ayudar a entender que el sistema de gestión de emergencias y de protección civil es un elemento único, transversal, que responde a todo tipo de situaciones y que, por tanto, hay que conseguir que sea más técnico y menos presto a la interpretación política de cada momento.
¿Diría que el sistema público de emergencias está tensionado ahora mismo? Lo digo por los episodios climáticos que hemos vivido en las últimas semanas y días, además de que ahora tenemos recursos destinados a otra comunidad autónoma.
– Evidentemente, cuando hay una situación de necesidad operativa, el sistema se tensiona. Cuando planteamos la ayuda de Valencia, la ofrecimos en el primer momento. Hicimos una reunión para ver cómo podíamos articular una respuesta de manera responsable, es decir, mandar recursos allí sin dejar descubiertas nuestras necesidades aquí. De hecho, nosotros estábamos dentro de ese fenómeno de la DANA.
¿Cuánto tiempo se prevé tener efectivos en Valencia?
– Estamos haciendo una monitorización y evaluación permanente. Estamos en contacto tanto con el CECOPI de Valencia como con el CENEM del Ministerio del Interior. Hemos hecho una previsión inicial de tres relevos con cinco días de operaciones. Eso supone entre 15 y 20 días.
¿Cree que la respuesta ante la catástrofe de Valencia fue correcta?
– Yo no tengo criterio ahora mismo para poder hacer valoraciones que son muy técnicas y que necesitan mucha información para poder emitir un juicio ajustado. En este momento creo que las valoraciones que se pudieran hacer sobre la gestión, lo único que generan es mucha más presión a los responsables de las operaciones en marcha.
¿Al final no han hecho falta los dos helicópteros que el Govern ofreció enviar a Valencia?
– Nosotros los ofrecimos el primer día porque era lo que nos pedían. Los pusimos a disposición. Un helicóptero sanitario con base en Ibiza y otro del Ibanat, en Palma. En el momento que ellos hubieran dado la señal, habrían salido. Hay un tema importante que a mí sí me gustaría reseñar. A diferencia de las catástrofes en otros ámbitos, aquí no hay un estado fallido, no hay estructuras sociales fallidas. Lo que hay es un evento que impacta en una zona de la población muy concreta, con unas consecuencias devastadoras, pero el resto sigue funcionando, es decir, el Estado no pierde su capacidad, la propia comunidad autónoma no pierde su capacidad, aunque se vea sobrepasada en diferentes ámbitos, y el resto de administraciones seguimos teniendo capacidad para poder ofrecer recursos. Esto es una gran diferencia con Afganistán o incluso en algunas zonas de Turquía o una parte de Marruecos. Ese colapso institucional no lo hemos tenido.
"Aquí no hay un estado fallido"
¿En Baleares puede suceder algo de esta magnitud?
– Las sociedades deben ser conscientes del entorno donde desarrollan su actividad. Si tú vives en Malasia y todos los años hay monzón, ¿cómo construyes tu casa? Pues a dos metros del suelo. ¿Por qué? Porque es la adaptación a la generación de una serie de riesgos en tu entorno. El problema es que tenemos memoria de pez. En la parte del Mediterráneo que a nosotros nos afecta, no hay más que ver el paisaje: una serie de escorrentías con unas zonas de avenida, con unos perfiles muy inclinados y con un tipo de terreno de sedimento y que además todos los años llueve lo que ha sido la gota fría de toda la vida. Nuestra actividad está condicionada por lluvias torrenciales que generan una erosión y un paisaje en el que vivimos.
¿Pero vamos a ver más sucesos meteorológicos dañinos?
– La realidad es que tenemos una climatología en transformación. Y la realidad que estamos constatando es que los fenómenos meteorológicos adversos cada vez tienen más virulencia y se dan en zonas donde antes no tenían ese impacto. Tenemos que conseguir que la población en zonas de exposición sean más resilientes.
"Los fenómenos meteorológicos adversos cada vez tienen más virulencia"
¿Qué podemos decirle a la gente para concienciar sobre la importancia de la autoprotección?
– No tenemos que tener temor. Lo que tenemos que tener es conciencia y responsabilidad, con formación y con información. Hago un llamamiento a que los ciudadanos busquen fuentes de información contrastadas, porque así podrán actuar con más acierto.