¿Le puedo dar la mano?
Sí, por supuesto —sonríe, mientras me da la mano y un beso en cada mejilla—. Si tuviéramos síntomas de un posible resfriado sería distinto.
¿Qué sabemos ahora mismo del coronavirus?
Hasta el momento, el 80 por cien de los casos que se han infectado de coronavirus dan una sintomatología leve, similar a un cuadro gripal, con febrícula y problemas respiratorios leves. Luego, hay entre un 15 por cien y un 18 por cien en que la sintomatología es ya más grave y las personas infectadas requieren hospitalización. De esos casos, muchos presentan problemas respiratorios más severos y neumonía. Por último, el porcentaje de letalidad se sitúa entre un 2 por cien y un 3 por cien.
¿No hay ninguna duda de que nació en China?
La información que tenemos hasta ahora es que los primeros casos detectados fueron de personas que habían estado en el mercado chino de Wuhan.
"El principal recurso para hacer frente al coronavirus son las medidas preventivas"
¿Cuándo se empezó a actuar ya preventivamente en España?
El pasado 31 de diciembre, las autoridades sanitarias de Wuhan informaron a la comunidad internacional de que había un grupo de personas que tenían neumonía. Con posterioridad, en la primera quincena de enero, el Ministerio de Sanidad convocó a la Ponencia de Alertas, conformada por grupos de expertos de cada una de las comunidades autónomas, para empezar a decidir las primeras medidas a tomar. Todo ello, bajo la supervisión del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES), que a su vez se coordina con el Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades (ECDC).
¿A partir de ese momento hubo ya un punto de inflexión?
Sí, así fue. En enero ya teníamos los protocolos y la definición de los primeros casos, que ha ido cambiando. En epidemiología es clave tener perfectamente definida la población a vigilar, por eso se crea un sistema de vigilancia, que lo que hace es definir a qué población se ha de vigilar. En relación al coronavirus, primero entró la población de Wuhan y luego se fue añadiendo la del área de Hubei y la del resto de China. Poco después se vio que los primeros casos fuera de China provenían inicialmente de personas que habían tenido algún contacto directo o indirecto con casos de esas zonas. Así ocurrió con el primer infectado en España, el de La Gomera, y con el primero de Mallorca.
"La transmisión de la enfermedad se produce por gotas y por contacto"
Y luego entra en escena Italia...
Efectivamente. El tercer caso de coronavirus en España, detectado el 24 de febrero en Tenerife, correspondía a un turista italiano de vacaciones, que procedía de la región de Lombardía. En ese momento, se amplió la población a vigilar, abarcando ya también cuatro zonas del norte de Italia, porque nos había llegado información de que Italia había comunicado casos graves de neumonía. Por tanto, el 24 de febrero teníamos sólo tres casos en España, y ahora —la entrevista se hizo el viernes— hay 261 casos confirmados. En cuanto a Mallorca, de los seis casos habidos hasta ahora, los cinco últimos son de personas relacionadas con esas zonas concretas de Italia.
¿Cuál es el principal recurso para hacer frente al coronavirus?
El principal recurso en estos momentos son las medidas preventivas. A día de hoy conocemos muy bien cómo se comporta el coronavirus y cómo se produce la transmisión entre personas, que es por gotas y por contacto. Por tanto, sabemos cuáles son las medidas que hemos de tomar para prevenir.
Y esas medidas serían...
En cuanto al contacto, las medidas preventivas son el lavado de manos, que es clave, y la higiene de superficies como las mesas, por ser espacios donde caen las gotas que transportan este coronavirus. En ese sentido, se ha de tener especial cuidado con la higiene de las superficies que tocamos con las manos, como los pomos de las puertas o los teléfonos que podamos compartir. Paralelamente, para evitar la transmisión por gotas, la medida más efectiva es mantener una distancia de seguridad entre las personas, de entre uno y dos metros.
"La mascarilla debe usarse cuando no puedas mantener la distancia de seguridad"
¿Se acabarán generalizando los espectáculos deportivos sin espectadores?
Bueno, ahora estamos en fase de contención, en la que se contemplan aquellas medidas que evitan la transmisión del coronavirus. De momento, las medidas que ha planteado el Ministerio de Sanidad y las que hemos propuesto nosotros son, por ejemplo, limitar la concentración de profesionales sanitarios en determinados lugares, sobre todo en congresos, porque ha habido ya varios profesionales que se contagiaron y todos sus contactos han estado en vigilancia activa durante catorce días.
Vemos imágenes en las que algunos profesionales sanitarios parecen astronautas...
Los profesionales sanitarios se han de proteger, porque cuando están haciendo unos cuidados o trabajan en laboratorios manejando bacterias y virus contagiosos, no pueden mantener esas distancias de seguridad. Cuando cuidas a una persona, te tienes que acercar a ella, no puedes poner una vía venosa a un metro de distancia. Los profesionales aplican entonces las llamadas medidas de barrera, que son guantes, bata, gafas y mascarilla, pues no se pueden arriesgar. Es cierto que los virus y las bacterias conviven con nosotros, pero hay momentos en que sabemos que hay más riesgo de transmisión de una enfermedad, que es cuando las personas presentan síntomas y hay una carga viral consistente que hace que se pueda desarrollar esa enfermedad concreta.
¿Deberíamos llevar todos mascarillas?
No, no tiene sentido que sea así. La mascarilla tiene una finalidad concreta. Son los profesionales sanitarios y los responsables políticos los que deben definir en qué momento hay que ponerse una mascarilla. Debe usarse, por ejemplo, cuando no puedes mantener esa distancia de seguridad de la que hemos hablado, por ejemplo en procedimientos sanitarios en los que sabes que habrá mucha transmisión por gotas.
"Hemos limitado la concentración de profesionales sanitarios en determinados lugares, sobre todo en congresos"
¿Y si uno decide ir a dar una vuelta por Palma, ha de ponerse una mascarilla?
Ese es un ejemplo de un mal uso de la mascarilla. En ese sentido, hemos de pensar qué puede llegar a ocurrir si no paramos de comprar mascarillas y un día nos quedamos sin ellas, con lo que ello supondría para las personas que de verdad las necesitan. Además, no hemos de olvidar que, como hemos indicado ya, el coronavirus se transmite por gotas y por contacto. Por tanto, si me pongo una mascarilla y al mismo tiempo me rasco, o me la quito, o no me lavo las manos, ya pierde su función. De hecho, la manera de ponerse y quitarse una mascarilla tiene también un procedimiento, por lo que según cómo te la pones o te la quitas, la estás contaminando con tus propias manos.
¿Cómo puede evolucionar el coronavirus?
Se contemplan dos posibles escenarios. El primero, que parece el más probable, es que se mantenga una transmisión continuada y que este virus se quede con nosotros, con una mayoría de casos leves. Una situación así se da cuando un microorganismo no es muy letal, como ocurre en este caso. Por tanto, iremos vigilando su comportamiento y manejaremos los casos graves como pasa con la gripe. El otro escenario, que es el que se dio con otros virus más letales que éste, es que el coronavirus desaparezca, como pasó con el SARS, o que se autolimite a una zona muy concreta, como ha pasado con el MERS en Oriente Medio.
"Nadie se queda sin atención, incluidos los turistas o quien no disponga de tarjeta sanitaria"
Con todo, los últimos mensajes de la Organización Mundial de la Salud le dejan a uno un poco intranquilo...
Bueno, esos mensajes no van dirigidos a nosotros. La Organización Mundial de la Salud se preocupa especialmente por aquellos países en donde el sistema sanitario no es tan fuerte como en España y en donde el coronavirus puede provocar un mayor daño. En España, el panorama es tranquilizador. Tenemos un sistema sanitario que es de los mejores del mundo y que está preparadísimo para atender los casos graves. Si nos centramos en nuestra propia Comunidad, el sistema asistencial y el de vigilancia están igualmente preparados para atender a la población balear y a quienes nos visitan. Nadie se queda sin atención, incluidos los turistas o quien no disponga de tarjeta sanitaria.