¿Qué balance hace de la gestión de la crisis del coronavirus?
Honestamente, creo que se ha hecho un gran trabajo en esta comunidad. La clave es que desde el principio ha habido una coordinación excelente entre servicios sociales y Salut. Al principio de todo había nervios, se oían cosas muy duras de otros territorios que nos hacían pensar que la cosa podía ser muy grave pero aquí gracias a la coordinación el drama ha sido menor.
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Sí, tenemos residencias grandes de máxima concentración de usuarios y trabajadores, que no favorece la contención y que, sin embargo, no han registrado casos. Eso es porque tuvimos claro desde el primer momento que las personas que diesen positivo había que derivarlas a los hospitales y pasar ahí la convalecencia, tanto por su atención como por la propagación en residencias.
"Nuestra principal preocupación con los menores tutelados era que sobrellevasen bien el confinamiento, y la verdad es que se han portado genial"
Cuando dice 'al principio', entiendo que se refiere a la semana o semanas previa al famoso 8M. ¿No vieron venir el tsunami? Aquí, en Baleares, por ejemplo, ya se estaban comprando respiradores...
El tsunami, como tal, nadie lo pudo ver. Hay que ser realista: veías lo que pasaba en Italia pero no llegabas a hacerte una idea de lo que podía ser realmente aquí. Aunque sí es cierto que nosotros una semana y pico antes de que se decretase el estado de alarma, ya empezamos a tomar medidas preventivas en las residencias. Fuimos los primeros que limitamos las visitas, empezamos a tomar la temperatura... Y esos diez días en nuestras residencias han sido clave. En números: las dos grandes residencias de Palma, Llar d'Ancians y Bonanova, siendo las que tenían todos los números para acabar más afectadas, se han librado casi por completo. La Llar d'Ancians ha tenido cero casos y la Bonanova, tres de usuarios y unos cuantos de trabajadores. La residencia de Oms-Sant Miquel ha sido la más afectada, con once casos y hay que dar gracias a los trabajores, porque se supo contener aún cuando el virus ya estaba dentro.
¿Cómo lo hacían? ¿Cómo se frenaba el coronavirus una vez ya había entrado en residencias?
Cribando los casos. Haciendo pruebas a todos -usuarios y trabajadores- y llevando a los hospitales a los positivos. Y ha funcionado. En el resto de residencias (Sa Pobla, Felanitx) ha habido cero casos. Esto también hay que destacarlo. Vemos que el virus afecta más en las ciudades porque las relaciones son más próximas e intensas.
¿Se preparan para rebrotes?
Claro, no podemos bajar la guardia. Nuestra nueva normalidad es continuar con la misma intensidad que hasta ahora, porque hasta que no haya una vacuna, un rebrote en una residencia puede ser fatal. Será un año intenso.
Se da por hecho que el virus lo entra alguien a la residencia, no el residente. ¿Tienen detectado algún error?
La Covid19, como cualquier virus, llega a través de familiares o trabajadores, aunque ha ocurrido en otras ocasiones que un usuario se ha contagiado en el hospital. Al principio de la pandemia creemos que se produjo por visitas de familiares y ese frente lo cubrimos porque se restringieron y luego prohibieron. Además, estuvimos muy atentos a los trabajdores ya que, al mínimo síntoma, se mandaban a casa.
"La clave ha sido realizar pruebas a todos, usuarios y trabajadores, y llevar a los hospitales a los positivos"
En esta crisis, los asintomáticos han tenido un papel devastador.
Sí, llegó un punto en el que se descubrió este factor y creo que el cribado en residencias fue vital para evitar que el daño fuese mayor. Empezamos por aquellas en las que se registró algún positivo en pruebas PCR y después a las demás, hubiese casos o no. Y gracias a eso, afloró algún asintomático.
Otro de los apredizajes que nos deja esta pandemia es la necesidad de rehuir los espacios abarrotados, cerrados y mal ventilados y apostar por la vida al aire libre y las ventanas abiertas. Imagino que todas estas contingencias se vigilan ahora con lupa.
Sí, pero es algo que ya se venía aplicando de antes en nuestras residencias públicas. Con otras epidemias, tipo gripe, todo esto es fundamental.
Su modelo del futuro pasa por 'menos residencias, más atención domiciliaria'. ¿Esta idea sale fortalecida de la crisis del coronavirus?
Independientemente del coronavirus, era un modelo por el que ya apostábamos y seguiremos implementando porque creemos que los modelos actuales de respuesta residencial son insotenibles económicamente y no responden a los deseos de los usuarios. La mayoría prefererían quedarse en su casa, si bien es cierto que suele pesar esa culpa autoimpuesta de "no quiero molestar" que quieren los usuarios.
"Las comunidades que menos hemos apostado por las plazas residenciales somos las que menos afectación de Covid hemos sufrido"
Mire, en 2018 hicimos para el Parlament un informe acerca de esta cuestión teniendo en cuenta el envejecimiento de la población: en 2018 había 22.239 dependientes y en 2030 habrá casi 40.000, casi el doble en diez años. La OMS te dice que para funcionar bien, el índice de cobertura debe ser de un 5 por ciento de la población mayor de 65 años y ya en el año 2018, Baleares figuraba junto con otras comunidades -Andalucía, Murcia, Canarias, Galicia...- como las que menos plazas residenciales habían desarrollado. Aparentemente suena mal pero fíjese que son las mismas comunidades que menos afectación por coronavirus han sufrido. Fue premonitorio.
Decía que la gente "no quiere, prefiere quedarse en casa".
Sí, el 90 por ciento decía eso, lo cual nos anima a trabajar para desarrollar la respuesta en función de las necesidades de la gente y no al revés. Además, sobre la cuestión económica, que es importantísima, está claro que es insostenible ya que la construcción y mantenimiento de las insfraestructuras es costosísima. Una residencia con cien plazas, por ejemplo, cuesta ocho millones. Más luego mantenerla. Imagine la de prestaciones que podríamos dar en casa.
Pero, ¿hay que medicalizar residencias?
Nuestro modelo es el que evita el desarraigo y por tanto, el que quiera permanecer en casa, que se quede en ella. Y el que quiera salir de su entorno o el que deba hacerlo, encuentre también una salida. En este sentido, para mí, las residencias del futuro son más pequeñas y especializadas: demencias, trastorno conductual, rehabilitación física. Luego, además, debe haber un término medio en el que se atiende a los dependientes durante X horas al día y no las 24 horas, porque muchas veces no es blanco o negro.
En definitiva, hay que desarrollar todo un catálogo porque la sociedad lo requiere. Quizás en los años 80, el modelo de residencia funcionaba. Ahora vamos encaminados a otra realidad y otras necesidades.
"En Baleares el mando único ha sido un mando muy compartido, se nos ha escuchado a todos"
Acerca del controvertido mando único. ¿Aquí quién se ha hecho cargo?
A esta pregunta debería responder la conselleria de Salut, que es quien ha tenido más relación con Madrid, pero desde mi puesto, le aseguro que aquí el mando único ha sido "el mando entre todos". Baleares montó el cento de coordinación de Covid19 en el que estaban representados Salut, servicios sociales del Govern y los de los Consells y todos nos hemos sentido escuchados, al margen de las divergencias.
¿El semáforo?
Es un instrumento técnico, una fórmula para adelantar información y tener muy claro el perfil de personas que manejaba cada residencia para tomar decisiones llegado el caso. Pero decisiones, por ejemplo, como a qué hospital derivar a ese usuarios, si Son Espases o Sant Joan de Dèu, por ejemplo. No hablamos de un semáforo para condenar a nadie a muerte. Insisto en que en esta comunidad se ha hecho un gran trabajo y los datos lo avalan.
Hay comunidades, como Madrid, que han sido un auténtico drama. Al margen de las responsabilidades políticas, ¿cómo lo ve?
Yo no creo que nadie haya hecho nada mal a posta. A Madrid lo que le ha pasado es que todo le ha explotado en el mismo momento: urgencias llenas, residencias afectadas. La única crítica -si es que puede llamarse así- es la falta de coordinación entre servicios sociales y salud. Si un director de residencia llama a un hospital es que tiene un problema, es evidente. Aquí, en cambio, trabajamos conjuntamente para contener a las residnecias porque no queríamos ser los que colapsaran el sistema. Ello ha permitido que la gestión haya sido relativamente tranquila.
En los centros de menores tutelados, ¿cómo se ha desarrollado? Recuerdo que, hasta que estalló la crisis del coronavirus, la crisis que tenían ustedes era la de la epxlotación sexual y fugas.
Es cierto que, sanitariamente, ellos no eran población de riesgo y, afortunadamente, la cosa ha estado tranquila. Nuestra principal preocupación, más que el contagio era tener a los chicos tranquilos, sabiendo que iban a ser más de quince días o un mes encerrados. No es fácil y la verdad es que se han portado genial, los educadores han trabajado muchísimo. No ha habido ningún incidente reseñable más que alguna crisis de ansiedad o alguna fuga muy corta y que respondía más a la necesidad de salir. Todo estaba parado fuera.
De aquella crisis sacamos en claro que se iban a reforzar los protocolos de control porque es imposible prohibirles las salidas, no son centros de internamiento. ¿En qué ha quedado todo esto?
Seguimos trabajando, la Comisión ha continuado la labor vía telemática, y se han reforzado las medidas preventivas. Es verdad que también se trabaja en un centro más especializado para los casos más difíciles.
"Hay que poner el foco en los abusadores: mientras han estado confinados, no ha habido peligro y no ha habido casos de explotación sexual"
Nueva normalidad puede significar antigua normalidad, también en el caso de los menores explotados sexualmente.
Si de algo nos ha servido esta enorma crisis es para reforzarnos en nuestras tesis: hay que poner el foco en los abusadores, no en los menores. Mire, mientras no ha habido peligro no ha habido casos. Es llamativo, creo. Y otra cuestión a tener en cuenta es que la receta de muchos era encerrar a esos menores. Ahora que todos hemos vivido un confinamiento, creo que es eviente que condenar a chicos que no han cometido ningún delito a un encierro es injusto ni soluciona nada.
Así que no queda otra que seguir trabajando los vínculos para evitar situaciones de riesgo y continuar la extraordinaria labor conjunta con las Fuerzas de Seguridad del Estado. No olvidemos que muchos de los casos en los que han intervenido Policía Nacional y Guardia Civil han sido porque nosotros hemos dado aviso o información.