Hace unos días nos sorprendía el dineral que el Sultán de Brunei se había gastado en la boda de su hija. Hasta 15 millones de euros para unos festejos que duraron una semana. Ahora, sabemos que la boda del príncipe Guillermo de Luxemburgo con la condesa Stéphanie de Lannoy costará 350.000 euros a los ciudadanos del pequeño ducado.
La noticia no ha sentado muy bien a los luxemburgueses que ven como serán sus bolsillos lo que sufragarán entre otras partidas, los gastos de seguridad del evento, de la organización de la cena y de las recepciones oficiales.
Y es que la Casa Ducal tirará el palacio por la ventana los próximos 19 y 20 de octubre y hará de la Boda Real un acontecimiento único e inolvidable con ayuda del Estado. Los Duques Enrique y María Teresa quieren que el heredero al Gran Ducado tenga un enlace por todo lo alto.
El Ministro del Estado ha explicado en una rueda de prensa que si bien el evento es "sobre todo relevante para la esfera privada y familiar de la Casa Ducal, también tiene un carácter público y oficial "que justifica el dispendio de fondos públicos".
Aunque el ministro recalcó, "la mayor parte de los gastos del enlace correrán a cargo de la propia Casa Ducal, mientras que el erario público se hará cargo de la seguridad de los actos, de las recepciones oficiales y de los costes de la ceremonia religiosa" y que "la gran mayoría de los invitados se costearán su alojamiento".
