El diagnóstico es dispar según la interpretación de los síntomas, pero el enfermo no sale de la UCI por decisión de los médicos que le atienden. Crisis económica, plantilla para no estar en descenso pese a sus limitaciones y pésima planificación, malos resultados, ausencia de liderazgo, divorcio entre aficionados, deserciones de público, tres entrenadores, dirección novata y, en resumen, el conjunto de incidencias que ya determinaron descensos anteriores. Seamos sinceros: hoy día creer en la permanencia del Mallorca en Segunda solo es una cuestión de fe y, en consecuencia, irracional.
Maheta Molango quiso decir en una entrevista que, pese a todo ello, Son Moix ocupaba el tercer o cuarto puesto de la categoría en asistencia de espectadores. No es verdad. En realidad se encuentra en la trigésimo quinta posición entre los 42 equipos de la Liga de Fútbol Profesional, los que le suceden militan también en segunda división por lo que, si las cuentas no nos fallan, es el décimo quinto en afluencia y mucho me equivoco o terminará peor salvo que el morbo de su situación atraiga más que su pobre trayectoria.
Otro detalle. Sin en el aula de un colegio treinta alumnos para un único profesor comienzan a ser muchos, un entrenamiento con más de veintidos futbolistas sobre el campo es una locura. Con veintiséis trabaja Sergi Barjuan, igual que hasta hace poco le tocó a Olaizola al que, por cierto, todavía no se ha encontrado acomodo en el club. ¿Otro ojeador?. La red tejida por el CEO desde su llegada no ha dado pie con bola. Mucho observador para tan poca observación. Pero eso no es un síntoma, sino otra aberración.