Segundo acto de la era Sarver y segundo fiasco. Si el primero fue de órdago con la derrota clara y contundente ante el Córdoba, en esta ocasión los hombres de Pepe Gálvez volvieron a demostrar que hace falta algo más que buenas intenciones para remontar la situación, cayendo en el último suspiro ante el equipo pucelano, tras haber perdonado en multitud de ocasiones.
Los casi 10.000 espectadores que acudieron a Son Moix (muchos de ellos invitados) vieron como los jugadores mallorquinistas se estrellaron una y otra vez contra su mayor carencia: la falta de gol.
Lo más cerca que estuvieron de conseguir uno fue un chut de Coro que se estrelló en el larguero en la primera mitad. Nada más.
El equipo jugó correctamente en los dos primeros tercios de campo, y consiguió anular al equipo visitante que no inquietó al portero mallorquinista, pero a la hora de finalizar ese control, se mostró nulo ante la portería. Tal y como manda la máxima del fútbol, quien perdona acaba perdiendo y el Mallorca vió como se hacía realidad en el minuto 43 de la segunda parte, cuando Juan Villar envió el balón al fondo de la portería y echaba abajo el castillo mallorquinista.
Mucho trabajo y gol para un equipo que en esta ocasión dejó en la grada al que tenía que ser el referente en ataque, el italiano Rolando Bianchi.