Según un estudio, el 90% de la empresas familiares no llega a la tercera generación. Los fracasos, en su gran mayoría, aparecen con los problemas familiares y la falta de desarrollo profesional para la toma de decisiones. Otro dato relevante de Price Waterhouse Coopers, dice que de cada diez empresas heredadas de padres a hijos el 80% fracasan y nueve de cada diez en la tercera generación.
La rigidez, estilo autocrático,subordinación al poder del lider o conceptos y pautas obsoletos, son algunas de las causas de estos fracasos.
En Comunidades pequeñas como la nuestra, esto se agrava ya que las circunstancias históricas han favorecido este tipo de empresas de forma más abundante. Es chocante pensar que al igual que mucha gente no es partidaría de la Monarquía por considerar que basar el poder del Estado en un tema de lazos sanguineos no es lo más racional, sin embargo en sus empresas hacen exactamente lo contrario.
En un entorno tan competitivo, los que dirijen las empresas tienen que ser los más capacitados y no los relacionados con parentescos, estos ya son dueños y participes de los beneficios que les generan dichas empresas y si sus perfiles o conocimientos no son los adecuados, no deberían por sentido común llevar el rumbo de la empresa. Puede sonar duro, pero peor es ver el cierre de empresas que tuvieron buenas etapas y en un momento dado por no saber delegar o exceso de avaricia se han visto abocados al cierre, afectando a sus trabajadores y proveedores.
No es lo mismo tener una empresa que ser empresario, una empresa se puede comprar, un empresario se tiene que formar. Y también se debería porpiciar tener una experiencia, que también incluya su estancia en otras actividades y empresas en las que sea mandado por otras personas. Es difícil tener empatía cuando no has tenido que currarte el puesto y sólo sabes de oidas lo que pasa en el entorno.
Recurrir a profesionales, no es para decirles lo que tienen o no tienen que hacer, sino para que hagan su trabajo en base a sus conocimientos y experiencia y valorarlos por parámetros puramente empresariales.
Recuerden que los empleados no huyen de sus empresas sino de sus jefes.