La semana pasada, la ministra de Economía presentaba un informe que decía que las autonomías han cumplido con el escenario de endeudamiento y que, por lo tanto, los temores de Moody's sobre nuestra deuda autonómica no tienen sentido. El viernes, sólo tres días después, el Presidente de la Generalitat catalana, José Montilla, le entregaba a su sucesor, Artur Mas, un informe de 57 folios, en el que describe la situación económica de esta autonomía: la deuda desborda ampliamente el compromiso pactado con Madrid. La noticia, publicada en la portada de La Vanguardia, era perfectamente accesible para los técnicos de Moody's que, por supuesto, aún deben estar frotándose los ojos. Montilla describe la situación financiera de la Generalitat con tres datos que son reveladores: en primer lugar, una deuda viva de 40 mil millones de euros (Irlanda, por ejemplo, requirió la intervención de Europa por un descubierto de algo más de 70 mil millones); en segundo lugar, se señala que el déficit en lo que va de año es de 3.800 millones de euros, más o menos en línea con lo que había anunciado la ministra pero, el informe entregado a Mas dice que el 31 de diciembre ese déficit será de 6.500 millones de euros, dado que ese día aflorarán muchos compromisos que hasta ahora no estaban al alcance de los responsables políticos. Es decir que Cataluña tendrá un déficit de 6.500 millones de euros, mil euros por habitante, sólo en este año 2010. Y, puestos, hemos de añadir que precisamente es un ejercicio en el que la Generalitat tuvo acceso a una nueva financiación, la cual fue tremendamente generosa con Cataluña, tal como el propio Govern reconoció en su momento. ¿Imaginan ustedes qué estarán pensando ahora mismo los auditores de Moody's respecto de la credibilidad de España?
