El anuncio hecho por el nuevo presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, acerca de la implantación de un tercer curso de Bachillerato ha disparado las alarmas, básicamente porque se desconoce cómo se va a aplicar, si se va a recortarla ESO o se va a ampliar en un año más el Bachillerato actual.
Y entiendo que se disparen las alarmas por la incertidumbre creada, pero lo que no entiendo que no estén disparadas desde hace tiempo por esta desgraciada LOGSE que llevamos años sufriendo y que se está cargando la calidad de la enseñanza, salvo que los profesores, que los hay, suplan con su esfuerzo las grandes lagunas educativas que tienen los alumnos.
Mucho hablar de ratios, de profesores de apoyo, de presupuesto, de todo, menos de lo que de verdad importa que no es otra cosa que muchos de nuestros jóvenes salen de las aulas muy mal preparados, que desconocen todo sobre la historia o la literatura universal, que tienen una pobreza del lenguaje que asusta, que no leen, que no entienden lo que leen, que cometen numerosas faltas de ortografía y que ni siquiera tienen interés por conocer otros campos ajenos a lo que estudian. Y eso de verdad que es preocupante y nadie se ha molestado en decirlo pública y claramente, ni en pedir “con uñas y dientes” un cambio urgente de la política educativa y defender un Pacto de Estado por la Educación.
