Quería titular esto “El Senado, un error muy caro de la Transición”, pero decidí “robarle” la frase al presidente más simpático de todos, seguro que ya está usted pensando en Cantabria. Como además no da puntada sin hilo, seguro que los senadores, comenzando por el IV Conde de Badarán, don Pío, tan sospechoso ahora, no se han ofendido, pues saben que no es personal: solo les critica por ser una parte más del asiento que ocupan.
Además, pongamos lo de “error” en cuarentena. Cuando se sostiene durante 37 años contra tanta evidencia es porque les conviene. Y no se nos diga que está en la Constitución de 1978, porque aquello fue elegir entre un paquete cerrado o el miedo, ¿o tampoco hubo un 23F en 1981? Por eso hemos decidido investigar y compartir nuestros hallazgos. Acusamos a la Cámara Alta de España porque, además, la cosa comenzó mal desde el primer momento.
¿Recuerda usted, lector, que las abstenciones en la urna del Senado en 1977 y 1982 fueron del ¡¡89,72%!! y del ¡62,56%! respectivamente, mientras que al Congreso lo fueron del 21,17% y del 20,03%?. Pues a pesar de tanto rechazo solo al Senado, los constituyentes ni dudaron. “Lo consolidaremos”, debieron pensar los más avispados. Y lo consolidaron. Hasta que llegó una crisis de tanto gastar, con hambre incluida en muchos menús de cada día.
¿Sabía usted, lector, que el rechazo total en la urna del Senado en 2011 (abstenciones + nulos + blancos) fue del 49,39%, es decir, 7,25 puntos más que al Congreso? Una diferencia que desde 1986 no había pasado de 3,36 y que en 2008 había sido tan solo de 1,39 puntos. Por cierto, Illes Balears liderando el rechazo con 11,70 puntos.
También hemos investigado la actividad de los senadores. ¿Sabía usted que en esta legislatura el Senado ha emitido oficialmente 506 notas de prensa, y que solo el 40% se refieren a tareas legislativas que, además, se repiten en el Congreso? ¿Y sabía usted que el 60% restante informan de premios, obituarios, cesiones de locales a terceros, visitas y similares? Es lógico, dada la irrelevancia de esta proliferación informativa oficial, que la prensa On Line española de máxima categoría solo se haya hecho eco, y somos generosos calculando, de una de cada trece de esas informaciones senatoriales.
¿Y qué opinan los españoles del Senado? Hemos realizado un chequeo a cuatro medios líderes y resulta que más del 90% de los 388 comentarios escritos por los lectores a noticias del Senado los días 5 y 6 de julio pasados lo rechazan, y muchos no pueden evitar calificarlo de “vertedero”, “vergüenza”, “corrupción”, “cementerio” y otros irrepetibles.
Para terminar, ¿sabía usted que ahora mismo, octubre de 2015, en Change.org hay ocho peticiones distintas que, sin relación alguna entre ellas, solicitan firmas para conseguir lo mismo que pide el presidente más simpático? Usted, por si no sabía todo esto, ya lo sabe. Los políticos, desde Rajoy hasta Iglesias, lo sabían, y mucho más, desde hace tiempo, pero callan. Para hacernos una idea del Senado ni siquiera nos hemos acordado de Monago.
Quizás senadores decadentes se pongan a justificar su tiempo. Puede que candidatos emergentes nos digan, ya lo están diciendo, que van a descubrir el Mediterráneo desde esos escaños. Unos y otros deberían, siempre que intenten convencernos de algo, confesar antes el número de millones, en dinero, que ya nos ha costado el Senado al que quieren que les enviemos. Si se atreven, claro.