El nuevo monarca marca diferencias notables con su padre. La pasión por las regatas y el mar no tienen en el hijo la misma prioridad. Por los pantalanes se rumorea en broma que se debería cambiar el nombre al trofeo de Copa del Rey por Copa de su Majestad Juan Carlos Primero Rey.
Algo muy grave debía pasar, o una inexcusable cita como era la visita del presidente del gobierno que incordiaba de darse en fecha coincidente con su regata, para que el Rey padre se saltara un día de competición.
Para Don Juan Carlos era casi una prioridad vital ir a cuantas regatas pudiera a competir en el velero Bribón que patroneaba en cualquier regata del circuito de alto nivel.
Tampoco se saltaban ni él, ni la Reina Sofía la tradicional cena de armadores de la Copa del Rey de Vela, cada año en las terrazas del Real Club Náutico de Palma.
Era un aliciente para muchos armadores y patrocinadores del evento. Algo por lo que algunas empresas patrocinaban parte de algún equipo: poder pasar una velada junto al monarca y poder llegar a hablar con él unos minutos, o que se le hiciera una foto en la que se les viera juntos en un acto de alto copete, del que se hacía eco la prensa rosa.
Para el nuevo Rey, las regatas, y la copa que ahora lleva su título de monarca, no son una prioridad. Pocos días pasará en Mallorca, y además no ha navegado todos los días que está en Mallorca.
Para el Rey padre, D. Juan Carlos, pasar una velada agradable rodeado de sus amigos y rivales en el campo de regatas y con otros deportistas y regatistas siempre había sido una cita ineludible. El nuevo Rey Felipe marcando las diferencias, con su progenitor, organiza su cena de recepción oficial la misma noche y a la misma hora que la cena de armadores del club náutico en el Palau de Almudaina de Palma, que su padre nunca se habría perdido.
Poco se ha visto al príncipe, ahora Rey, por el náutico de Palma. Contrasta esta tesitura con el alcalde de Palma D. Mateu Isern mucho más náutico en esta ocasión, que se escapa por el puerto en cuanto tiene un rato siempre que hay algún evento relevante. Ya le hemos visto esta edición unas cuantas veces apoyando la náutica, parte vital de nuestro modelo turístico, aunque le falte cerrar el tema del puerto del Molinar, cosa a parte y en conflictos políticos que ahora no vienen al caso.
De este modo, de un modo más informal y sin protocolos se ha podido ver a nuestro alcalde disfrutando un rato de la noche palmesana veraniega en compañía de regatistas y armadores pasadas las 12 de la noche en el Real Club Náutico de Palma.
No hemos visto a la Reina, ni a la Princesa de Asturias ni la Infanta Sofía por el club náutico ningún día de la competición náutica más importante de la isla, (poco náuticas van a resultar estas nuevas generaciones a este paso).