Hace unos días el Presidente Sánchez tomó posesión de su nuevo cargo obtenido tras una moción de censura, lo cual le legitima para ocupar el cargo que ostenta. Es legal.
Es curioso como el hombre que ha llevado al PSOE a sus peores resultados históricos, como en Baleares, sea premiado con la Presidencia del Gobierno. Los ciudadanos, por dos veces, le dijimos que no le queríamos de presidente pero eso a él parece que le ha dado igual. Su nombramiento es legal.
Como ciudadano razonablemente informado no puedo creerme que no se negociaron contraprestaciones para obtener los apoyos en la moción de censura; sólo el hecho de querer remover al Presidente Rajoy no basta para aglutinar tantas voluntades, de hecho el PNV le dio apoyo en los presupuestos y apoyó la moción de censura.
Me temo que el Presidente Sánchez ha firmado pagarés que su cuenta corriente no va a poder atender; no tiene ni siquiera apoyos para convalidar los Reales Decretos, que va a ser la fórmula de gobierno que va a tener que utilizar ante los escasos apoyos parlamentarios.
En una huida hacia adelante el Presidente Sánchez habla de reformar la Constitución, o sabe muy poco derecho constitucional y desconoce el proceso de reforma o nos toma a los ciudadanos por estúpidos. Tendrá grandes dificultades en el día a día y pretende enfrascarse en una reforma constitucional. De locos.
El presidente Sánchez, además, no goza del liderazgo necesario para afrontar una reforma de la carta magna; no dispone del caudal político ni del respeto y autoridad social necesaria para afrontarlo. Se ha estrellado dos veces electoralmente llevando un partido centenario a mínimos históricos pero tiene ínfulas de estadista, se cree Churchill.
El Presidente -que gobernará con los presupuestos del Presidente Rajoy- va a aguantar toda la legislatura como acto de egoísmo para mejorar su popularidad pero al final llegará el baño de realidad, un tercer fracaso electoral, porque su mandato en minoría y lleno de frustraciones y esperpentos, no será nada más que un valioso tiempo perdido, la nada. Este acto de narcisismo no nos saldrá gratis y lo pagaremos a escote. Que pasen un buen día.