En apariencia, la situación vivida en el PP mallorquín en su reunión de ayer en Inca con 23 candidatos -la mayoría de última hora- para encabezar la lista del partido al Congreso de los Diputados se presenta como la ilusionante imagen de un partido vivo y con mucha gente con ganas de hacer cosas nuevas.
Sin embargo, tanto candidato en pelotón y con perfiles casi todos muy parecidos y próximos a la órbita de José María Rodríguez, obliga a concluir que lo que hemos vivido es un nuevo episodio de dvisión, de pulso y de estrategia del PP de Palma por hacerse con el número 1 de la lsita. O sea, que el PP se abre en canal y lo hace con cuchillo afilado e importándole muy poco la imagen dada ante la sociedad. Se trata de la lucha interna, una vez más. En esta ocasión, sin interlocutores, sin off the record, y sin filtraciones interesadas. Todo el mundo ha visto como se pegan y se hieren sin sacar sangre.
El PP balear no tendrá arreglo hasta que llegue el tan ansiado y tan lejano aún Congreso Regional del partido. Un congreso que dirimirá fuerzas, que dejará algún cadáver por el camino, y que designará al nuevo líder de la formación. Hasta entonces, preparémonos para seguir asistiendo a la carnicería en directo.
Y es que este partido, además, está de mala suerte. Resulta que quien podría decidir acabar con la masacre y adelantar el Congreso Regional es un tal Mariano Rajoy que si es conocido por algo es por la falta de flexibilidad y por dejar que se recrudezcan los problemas territoriales mirando hacia otro lado, a ver si calma. Y no calma. No calmarán las aguas en el PP de Balears mientras no llegue un Congreso que, en el mejor de los escenarios, llegaría en noviembre con sus integrantes con la chaqueta de invierno ya puesta.
