Uno de los objetivos de la Fundación Círculo Balear, compartido con las entidades con las que colaboramos en toda España, es conseguir que la línea de pensamiento político y social que defendemos sea asumida por los partidos políticos que pueden gobernar. La libertad, la unidad, la solidaridad, la tolerancia, todos aquellos principios y valores recogidos en nuestra vapuleada Constitución de 1978, los consideramos necesarios para la pacífica convivencia en una sociedad abierta. Como dato positivo y optimista podemos afirmar que cada vez son más los partidos políticos que asumen estas bases ideológicas.
En Baleares, además, nuestra vertiente cívica y cultural es importante. Círculo Balear es la única entidad que realiza actividades de temática diversa con un común denominador: La normalidad que supone compatibilizar, desde la moderación, nuestra condición española y balear (mallorquina, menorquina, ibicenca). Estamos por la España plural y unida en la que cabemos todos.
Recuerdo esto por la intención de un sector del PP balear de volver a su peor pasado. Aquel en el que esos citados principios fueron soslayados. Aquel tiempo durante el que se gestaron los escándalos de corrupción y se sentaron las bases para la catalanización de Baleares.
Los mismos que llevamos viendo en prensa y TV desde hace más de 30 años pretenden recuperar el poder, capitaneando a una serie de alcaldes, algunos de buena fe, otros no tanta, y muchos con escasa formación política, que, al parecer, olvidan su pertenencia a un partido que es nacional, europeo, de centro-derecha, y que tras la debacle propiciada por el socialdemócrata Rajoy, sólo volverá a serlo refundándose sobre la base de los principios constitucionales citados anteriormente, completados con el liberalismo económico y el humanismo cristiano. Pero ellos, los del pasado, creen que la solución a los problemas es el “regionalismo”. Y ya empiezan (o continúan) engañando con su definición. Se autodenominan “regionalistas” cuando en realidad son pancatalanistas.
Además, apelar a una supuesta recuperación del regionalismo viviendo en un régimen constitucional que lo reconoce y sobre el que basa la propia composición del Estado desde hace más de 36 años sólo debe convencer a aquellos que tanto podrían militar en el PP, como en el PSOE, en el PI, o en alguna otra exótica agrupación de electores montada al efecto.
Si nos ponemos a regionalistas, me reivindico como el que más. He dedicado y dedico muchos esfuerzos para que se recupere y enseñe en las escuelas y universidades nuestra lengua y cultura balear frente al ya avanzado proceso de sustitución por todo lo catalán. Eso es lo que da cierto sentido al regionalismo balear. Y eso es lo que también defiende la Fundación que presido.
A diferencia de los que ahora se encarnizan con el aún presidente del PP balear ante el batacazo electoral de su partido, considero que si el PP no quiere desaparecer como fuerza política hegemónica del centro-derecha en Baleares, su futura dirección debería profundizar en los principios defendidos por José Ramón Bauzá, y que no consiguió llevarlos a la práctica en las cuestiones más sensibles para el votante.
Sólo una dirección popular que adopte sin complejos ese mensaje, y demuestre que lo lleva a la práctica, mantendrá al PP como primera fuerza. De lo contrario, la indefinición o las componendas nacionalistas le llevará a las posiciones que, por ejemplo, hoy ocupa el PP catalán. Un partido actualmente residual en Cataluña, que añora la época sin complejos de Alejo Vidal-Quadras cuando fue 3ª fuerza política proyectando la posibilidad de alcanzar el gobierno en el difícil régimen corrupto pujolista.