El parquing gratuito más caro del país

Los contratos entre la empresa concesionaria y el Ib Salut para la financiación, construcción y cogestión de los hospitales de Can Mises y Son Espases establecen el pago por aparcar. El articulado vigente está firmado por políticos del Govern del Pacto. Del Pacto, en sus dos últimas versiones, 2 y 3.0.

Es razonable que se busquen fórmulas para garantizar su gratuidad. Lo que no es tan inteligible es la necesidad de aprobar, por la vía de urgencia, una ley con el único objetivo de instar al Govern a negociar el modificado del contrato. La intranquilidad, la incertidumbre o la duda, por alguna razón, debe ser un incómodo acompañante, ante el paso que se va a dar. Aprobar una norma con rango de ley como medida de autoprotección no es habitual.

En realidad, quien está seguro de una decisión legítima, legal y orientada al interés de los ciudadanos no se toma tantas precauciones para negociar lo que se presenta como una mejora de interés general.

Cuando profundizamos en la hoja de ruta, observamos, de entrada, que el coste anunciado en los medios de comunicación, previa negociación de la medida, es de 45 millones de euros. El equivalente a unos 7.500 millones de pesetas.

Por otro lado, la manifiesta incapacidad para mejorar el transporte público o tomar medidas que faciliten el acceso a Son Espases ha llevado a la decisión de crear 500 nuevas plazas de parquing en el propio recinto. A costa de los espacios verdes. Arrasando con las zonas ajardinadas, talando árboles, moviendo y retirando toneladas de tierra, invadiendo restos arqueológicos y cambiando el césped por vehículos. La cifra hecha pública para esta modificación es de 1 millón de euros. Los 170 millones de pesetas es el coste de los nuevos aparcamientos al aire libre, en la zona verde del centro. A este precio hay que sumarle el coste intangible pero muy real del incremento de la saturación de unos accesos ya de por si agobiantes. O la manifiesta falta de definición de un espacio para la espera temporal de acompañantes y trabajadores que cada día satura las vías de acceso.

En este mismo sentido y en el mismo paquete, dentro de las negociaciones para la gratuidad del parquing, el servicio de salud ha recuperado 130 trabajadores que eran pagados por la concesionaria. Pasarán a financiarse, si ya no lo hacen, con dinero público cuando por contrato habían sido asumidos por la empresa para la gestión de los servicios no asistenciales. Exactamente esto es lo que declaró la consejera en la Comisión de Salud del Parlament. Y lo hizo a instancias del grupo mixto, antes de que la ley impulsada por el Govern y sus socios le instara a negociar. Un somero cálculo del coste de las cargas salariales de estos trabajadores, durante los 20 años que quedan de contrato, se puede acercar a los 78 millones de euros. El equivalente a 13.000 millones de pesetas.

¿Estamos ante una operación que puede rondar los 125 millones de euros? Una cifra superior a la que han costado los hospitales de Menorca y de Inca juntos, pagados a tocateja. ¿De veras esta operación, con lo que conocemos, roza los 20.000 millones de pesetas?

En cualquier caso, no sería la primera vez que se les va la mano, que se les disparan las cifras. La licitación del hospital, financiación y gestión de servicios no asistenciales se cifró en 690 millones. Al parecer, el primer modificado del contrato entre Ib Salut y concesionaria, elevó el coste del hospital, financiación incluida, de 690 a unos 1.200 millones de euros. ¿No había otras fórmulas posibles, más racionales y más ajustadas económicamente a la realidad?

Queda por contrastar la evolución de las facturas de la parte variable que la concesionaria ha cobrado de las arcas públicas a lo largo de la legislatura. En el caso que las cifras también se hayan disparado, será obligada la comparecencia de la consejera para explicarlas. De las desproporcionadas repercusiones económicas de las decisiones de sus subordinados y de que están en otras cosas, nos quedan pocas dudas.

A los 10 años de la inauguración precipitada de un centro inacabado, por razones electorales, nos siguen dando sorpresas. Las primeras, las impulsaba el Govern sólo, a pecho, con la indignación de sus socios. Ahora lo hace acompañado de ellos, apoyado en su particular ejército de radicales; aunque la esencia de las nuevas acciones representen menos parque, más coches particulares y menos transporte público.

Como dirían en México, en el último año de legislatura, en el año de Hidalgo, “tonto el que se deje algo". Buen finde.

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