Señor gerente de Son Espases, tengo una pregunta para usted que desde hace días me ronda por la cabeza y que hoy me decido a formulársela. Verá, conozco a un enfermo de asma, al que se ha decidido, en lugar de ingresarlo, enviar a su casa con un compresor de oxígeno, que los técnicos han instalado para que pueda seguir el tratamiento en su domicilio. Oficialmente figura como “hospitalizado”, pero esto no es lo más importante sino el hecho de que el compresor ha hecho saltar los plomos de la casa entera. Ni lavadora, ni frigorífico, ni microondas, ni vitrocerámica, ni televisor, ni nada de nada; es decir, que para que funcione ese aparato todos los demás tienen que estar desenchufados, lo que significa que tiene una potencia muy superior a la contratada en ese domicilio. Y ahora, que han sido necesarios unos “arreglillos” para que vuelva la luz, yo me pregunto insistentemente ¿quién paga la factura de la luz? Porque al precio que están los kilowatios, me parece que el “aparatejo” le va a salir a esta familia por un buen pico, un pico que debería asumir el hospital, ¿o me equivo?
