El conseller de Salut, Vicenç Thomàs, acompañado de toda su corte, ha expuesto recientemente su plan de usos para Son Dureta, un plan, por cierto, irrealizable en unos años por falta de dinero, pero no es de eso de lo que voy a hablar sino de la letra pequeña de sus declaraciones. Thomàs ha dicho, y cito textualmente, para que nadie me acuse de tergiversar nada, que: “El Plan de Usos del Hospital Son Dureta establece un calendario de cierre y de desmontaje de los servicios que aún no se han trasladado al nuevo Hospital Son Espases: laboratorios (mayo de 2011); Medicina nuclear (mayo 2011); Radioterapia (septiembre de 2011) y zona de formación sanitaria y de conocimiento, que aún no tiene una fecha asignada. Resumiendo, que Medicina nuclear tardará todavía un par de meses y Radioterapia nada menos que seis meses, que sumados a los transcurridos desde el traslado, serán nueve. ¿Qué ha pasado? Muy sencillo, como aseguran los profesionales, que no hay permisos del Consejo de Seguridad Nuclear para poner en marcha las nuevas instalaciones en Son Espases, porque se solicitaron tarde y mal, afirmando que era un cambio en lugar de un traslado. Y claro, los técnicos del consejo les han dicho que “nones” y han tenido que volver a empezar. Mientras tanto, Radioterapia se mantendrá en solitario en Son Dureta, desconectada del resto de servicios y de profesionales, para mayor gloria de los artífices del traslado, en unas instalaciones abandonadas y en desuso, que más parecen una ciudad fantasma que un hospital, “una pequeña incidencia” que no parece preocupar a nadie, salvo a los afectados.
