Me cuenta un conocido, que tiene a un familiar ingresado en Son Espases, que la comida deja muchísimo que desear, tanto, que más de uno añora la que se servía en Son Dureta. Dicen que no saben lo que pasa en el nuevo hospital, pero que los menús cada vez son menos variados y peores, como si los cocinasen a desgana y para ahorrar hasta lo imposible. La situación es tan lamentable, que hay enfermos que aseguran que no sólo les racionan el agua sino que ni siquiera les dan las cantidades mínimas estipuladas, por lo que no tienen más remedio que comprarla en el bar o ingerir la del pasillo que, según afirman, tiene un gusto raro, raro. Ignoro las causas, pero hay formas y formas de ahorrar y negar hasta el agua a los pacientes no parece la mejor forma de hacerlo.
