He leído con detenimiento las declaraciones efectuadas por unos y otros, durante los últimos días, acerca de los recortes sanitarios en Baleares, así como las reacciones sindicales que han provocado y que demuestran con absoluta claridad la división que hay en estos momentos en el ámbito de la sanidad balear. Dicen UGT, CC OO, USAE y STEI-i que las medidas previstas por el Govern para este año suponen un recorte de 150 millones de euros y denuncian que ya han sido cerradas 80 camas en el Hospital Son Llàtzer, además de que se va a proceder al recorte de plantillas y prestaciones, incluido el cierre de PACs por la noche. Por su parte, Los sindicatos de Médico y Enfermería han optado, de momento, por permanecer a la espera de que esas medidas se concreten antes de manifestarse y no se han sumado a las concentraciones convocadas por las otras organizaciones sindicales. Sus argumentos, en el caso de los médicos, son claros: el único recorte que han sufrido hasta ahora es el de las horas extras o peonadas, un tema que esperan que se solucione a partir de enero. Dice el Sindicato de Médicos que no ha existido ningún ERE de facultativos y que desde la Conselleria de Salut se ha garantizado que no va a realizarse ningún recorte salarial ni está previsto proceder al cierre de PACs. En lo que respecta a las camas cerradas, la Conselleria de Salut afirma que son 40, las mismas de cada año y que se reservan para el incremento de demanda a causa de la gripe y sus complicaciones, al mismo tiempo que reitera, por activa y por pasiva, que no se va a producir ningún recorte, algo que ni los sindicatos convocantes de las concentraciones ni el exconseller de Salut, Viçens Thomàs, se creen. Pero si hay algo que no puede caer en el olvido es que el Govern del Pacte procedió, en los presupuestos de 2010, al recorte del 6,9% de la partida destinada a sanidad, que supuso 100 millones de euros menos, además de suprimir guardias localizadas, acabar con las sustituciones inferiores a cinco días y amortizar plazas, una política denunciada por todos los sindicatos sin excepción. Las hemerotecas no perdonan y hace más de un año se denunciaba que las intenciones de la Conselleria eran las de privatizar algunos servicios o proceder a la externalización de los mismos. Ya entonces se hablaba de deterioro de la asistencia sanitaria pública, del aumento de las listas de espera, del impago a los proveedores… Y se alertaba de la destrucción de empleo, por lo que los entonces responsables de la Conselleria de Salut no pueden erigirse ahora en los grandes defensores de la sanidad, porque sus hechos demuestran todo lo contrario, ya que si hay un deterioro ellos lo iniciaron.
