La Conselleria de Salut se ha convertido en las últimas semanas en un auténtico esperpento, en el sentido más literal del término, el que la RAE califica como “hecho grotesco o desatinado”, porque estamos asistiendo a una serie de sucesos que suponen un auténtico desatino. Desde el cese del gerente de Gesma, Miguel Ángel Torrens, a los dos meses de ser nombrado, hasta el día de hoy, se han producido una serie de hechos “grotescos”, entre los que se encuentran las dimisiones de varios cargos, el cese y la readmisión dos horas después del jefe del Servicio de Traumatología de Inca, Antoni Bennàsar, una rectificación por parte de la consellera, Carmen Castro, a la que se ha añadido la relativa a la supresión de las guardias del personal de Atención de Primaria en los hospitales de la red pública, una medida decidida por el Ib-Salut que ahora queda sin efecto. ¿Y los cambios de puesto de distintos directivos, como el jefe de Gabinete de la consellera? Lo dicho, un auténtico esperpento que está dañando gravemente a la imagen de la sanidad balear, restándole seriedad y quitando credibilidad a sus responsables. Este tipo de hechos revelan una situación de provisionalidad tan grande y de improvisación en la adopción de medidas, que nos llevan a pensar que la gestión eficaz y adecuada que requiere este momento de crisis brilla por su ausencia. La Conselleria de Salut no puede dar este espectáculo cada semana. Ni Baleares, ni sus ciudadanos, se lo merecen.
