El Hospital de Inca es desde hace unos días un auténtico hervidero de rumores, especulaciones y comentarios. Y todo porque desde esta semana se está realizando una inspección al Servicio de Traumatología, a la que algunos llaman auditoría y otros control de calidad. La historia no tendría mayor trascendencia sino fuera porque desde que los inspectores se personaron en el servicio, los rumores se dispararon y en estos momentos no hay persona del hospital que no lo comente y explique las supuestas causas que han llevado al Ib-Salut a tomar esta decisión. Hay profesionales que aseguran que lo de “control de calidad” es un eufemismo, porque la inspección llegó por sorpresa y se han pedido prácticamente todos los documentos habidos y por haber sobre la actividad realizada, las intervenciones que se han hecho, las horas en las que se han llevado a cabo, las patologías de los pacientes, los especialistas que han realizado las operaciones… Todo, sin faltar ni un solo dato. No voy a repetir por aquí lo que se dice por el hospital, pero sí que hay muchos nervios, porque eso me lo han reiterado muchos profesionales hasta la saciedad, quienes además cuentan, con pelos y señales, una serie de actuaciones que espero que no sean ciertas, porque de tener un atisbo de verdad no dejarían en muy buen lugar a esta maltrecha sanidad nuestra.
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