Con el mes de agosto han llegado la ola de calor provocada por la bolsa de aire procedente del Sáhara, que ha elevado aún más las ya de por sí altas temperaturas de esta época, la tradicional canícula, las vacaciones de verano para muchos, en porcentaje de población es el mes en el que más españoles disfrutan de sus días de asueto, y una cierta tranquilidad en la sanidad, ámbito en el que parece que todos estamos a la expectativa de acontecimientos y de como van a evolucionar los diferentes temas pendientes.
Estos últimos días, en las conversaciones informales de cafetería o de pasillo con los colegas del hospital, todos hemos comentado, además de que la ola de calor es insoportable, lo tranquilo y relajado del trabajo estos primeros días de agosto, tranquilo y relajado no en cuanto al día a día de la asistencia, ya que al faltar muchos compañeros por vacaciones, los que quedamos tenemos que hacer un cierto esfuerzo suplementario, pero sí en cuanto a la ausencia de la presión provocada por los problemas derivados de la crisis económica y las decisiones políticas que afectan a la asistencia sanitaria, que parecen haber entrado en un “impasse” hasta septiembre.
No es que la calma sea total. Persiste una cierta actividad reivindicativa, como es el caso de las manifestaciones convocadas por los sindicatos de la junta de personal del área sanitaria de Mallorca en el hospital Son Espases, para seguir protestando por el tema del pago del aparcamiento, tema ciertamente sangrante, que supone para los trabajadores una rebaja “de facto” de sus salarios y para el resto de ciudadanos que deban acudir al hospital una nueva forma de copago, pero, en general, estos días de agosto están siendo bastante tranquilos y parece que la tranquilidad podría extenderse hasta fin de mes.
¿Qué pasará después?. Eso ya es harina de otro costal. A partir del 3 septiembre tienen que empezar a aclararse, para bien o para mal, toda una serie de temas pendientes, algunos de decisiones del gobierno central, otros del govern balear.
En primer lugar la asistencia a inmigrantes irregulares o que hayan perdido el permiso de trabajo, que perderán la tarjeta sanitaria el uno de septiembre. Queda por aclarar qué pasará con el tratamiento de las enfermedades crónicas, con la idea de cobrar 59'20 € al mes a los menores de 65 años y 155'40 a los mayores de esa edad, qué medidas tomará el gobierno central con las comunidades autónomas insumisas que sigan atendiendo a este colectivo como hasta ahora, a cargo de la sanidad pública y, sobre todo, qué medidas tomarán los gobiernos autonómicos que sí acaten la decisión del gobierno central, con los médicos y otros profesionales sanitarios que se declaren objetores de conciencia, de hecho si no puede ser de derecho, y sigan atendiendo a estos pacientes. De acuerdo con las declaraciones del portavoz del govern de les Illes Balears, este parece ser el caso de nuestra comunidad y, por tanto, este último aspecto es de la máxima importancia para nosotros. La reciente declaración del presidente del colegio de médicos, Dr. Bennàsar, de que el COMIB amparará a los médicos objetores es reconfortante y pone un contrapunto de tranquilidad a la confusión predominante.
En segundo lugar, se deberá aclarar el organigrama definitivo del Servei de Salut, los cambios o continuidades en los equipos directivos de los hospitales, la organización de la atención primaria, si la recuperación de la gerencia única de atención primaria significará el desmantelamiento de la sectorización, cómo quedará la coordinación de atención primaria con los hospitales y, en definitiva, cómo va a ser la organización funcional de todo el sistema.
En tercer lugar, el asunto más delicado, el cierre o no del Hospital General y el Joan March. En este tema, la conselleria deberá continuar los contactos con el personal y seguir buscando soluciones y alternativas al cierre. Las declaraciones del conseller Mesquida demuestran sensibilidad y buena disposición y son esperanzadoras, pero las del conseller de economía no lo son tanto.
En cuarto lugar el tema de 37 horas y media semanales. Deberá aclararse como se cumplirá el aumento de la jornada semanal de 35 a 37 horas y media. En este tema no parece que la imposición de una solución única e idéntica para todos sea lo más adecuado. La características y las necesidades de los distintos servicios de los distintos hospitales, centros de salud urbanos, centros de salud rurales, 061, etc., así como de los distintos estamentos profesionales, parecen indicar que lo lógico sería encontrar las soluciones idóneas en cada caso, que pueden y deben ser diferentes.
Estos serían algunos de los temas más relevantes, y otros que se quedan en el tintero, pero ahora es verano, es agosto, estamos en plena canícula, muchos de vacaciones y tenemos ganas, ansia diría, de olvidarnos por unos días de la crisis, de los problemas cotidianos, de disfrutar de una holganza merecida con la familia y los amigos, de comentar como han ido los juegos olímpicos, de empezar a polemizar con el inminente inicio de la temporada de fútbol y, en definitiva, de aprovechar estos días de calma veraniega para relajarnos y reponer fuerzas, físicas y mentales, porque podría ser que después de la calma viniera la tempestad.