Las nuevas instalaciones incluyen una nueva Estación Marítima número 6, cuya construcción ha costado 15 millones de euros y que está dotada de amplias zonas para la facturación, espera, embarque y servicios a los viajeros. La estación se añade a la amplia explanada construida junto a la Terminal 1, para los autobuses y la contratación de servicios de guías o rutas. En esta instalación exterior se han invertido 35 millones de euros, incluyendo la prolongación del muelle, que ha supuesto ganar terreno al mar.
La apertura del tráfico de cruceros es una de las reivindicaciones más insistentes por parte de los comerciantes de Palma, así como de la asociación de guías turísticos, cuya actividad depende en buena parte de este tipo de turismo que en 2019 registró casi 600 escalas en la capital balear. Ese año -el último en circunstancias normales- 2,2 millones de pasajeros desembarcaron en Palma llegados en cruceros, 216.000 más que en 2018.
Las críticas a los cruceros, sin embargo, no han decaído, puestos en el foco de una polémica mediambiental y de impacto social que alimentan determinados colectivos antituristas, sin tener en cuenta el uso de combustibles poco contaminantes o la normativa aplicada en materia de ruidos.
Habrá que esperar a la recuperación de la movilidad y la reactivación del turismo para empezar a desentrañar el futuro de esta actividad en Baleares. Mientras tanto, la inversión millonaria en el Puerto de Palma seguirá vacía a la espera de pasajeros.
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