Cada vez existen más opiniones favorables a la necesaria contratación en el Real Mallorca de un secretario técnico de plena confianza de Serra Ferrer, tanto a nivel de consejeros como de la prensa más adicta a la propiedad. Las ventajas que se indican son evidentes, el propietario-director deportivo tendría una importante descarga de trabajo, existiría una relación más fluida con los agentes de jugadores y una mayor coordinación en fichajes, control del mercado, ojeadores, etc. evitando contratiempos como los que vienen ocurriendo en cada plazo de fichajes ya sea invernal o estival. Además se apunta como aspecto favorable que este puesto supondría un escudo ante cualquier crítica de un mal fichaje, de tal forma que la figura del propietario pobler quedaría exenta de censura y podría descargar la responsabilidad en el segundo de abordo. En cambio los argumentos que sostienen los que desaconsejan esta contratación son igualmente serios; en primer lugar sería difícil encontrar un profesional en Primera División que aceptase salarios inferiores a los aprobados para los máximos gestores (Serra y Terrasa, 200.000 euros anuales cada uno), y además sería igualmente complicado que se conformase con un contrato por una sola temporada, de hecho a efectos de planificación sería imposible trabajar a tan corto plazo. Además precisamente la idea de que sea este nuevo ejecutivo a quien deban dirigirse las críticas en caso de error en los fichajes implicaría precisamente la necesidad de su destitución con la consiguiente indemnización millonaria. De momento parece que van a imponerse los detractores de esta incorporación y en todo caso intentar proteger a Serra de la forma que sea.
