La Opinión de Jaime Orfila

El Govern confirma la demolición del Hospital de Son Dureta

Han pasado poco más de tres meses desde el último anunció de la última licitación del tercer proyecto de reforma del Hospital de Son Dureta en la actual legislatura.

90 días para confirmar que van a derribar el emblemático hospital de Palma sin que se expliquen las razones por las que se va a demoler un edificio que preveía ser reformado en los 5 proyectos anteriores. Una propuesta de reforma que después de su estudio, también era sugerida públicamente y avalada técnicamente por el propio Colegio de Arquitectos de Baleares.

Dos legislaturas para informar sobre un proyecto de reforma de un hospital querido por todos los ciudadanos que finaliza con la contratación del propio derribo del edificio que debían proteger. Destruido por los mismos partidos políticos que propugnaron su reforma entre los años 2002 y 2008, intentando abortar las oportunidades de un nuevo hospital para la sanidad balear de la envergadura y capacidades de Son Espases. De hecho, basaron el programa electoral sanitario de las elecciones de 2003 en su reforma y sirvió de punta de lanza para la movilización ciudadana ante los comicios autonómicos.

Sin embargo, las incongruencias han sido habituales compañeras de viaje de los gobiernos del Pacto de la conga. Nos tienen acostumbrados a una gestión pública deficiente y a unas declaraciones pomposas que intentan disimularla. Si atendemos a los datos, los ciudadanos no pueden esperar una buena gestión de los gobiernos radicales. Cultivan con maestría la cultura de la subvención y engordan la deuda pública como si no hubiera un mañana.

El proyecto presentado este jueves, caracterizado por la concentración de estructuras tipo polígono, parece responder a un plan improvisado y presentado con premura ante la inminente convocatoria electoral.

Con este proyecto se hipotecan una de las más importantes oportunidades de modernización de Palma, con la apertura del Parque de Bellver a la ciudad, tal como se ha pedido reiteradamente desde los gobiernos de izquierdas de Cort en base al desarrollo de su propio “Modelo de ciudad”

Este proyecto está desarrollado de espaldas a las líneas generales del Plan de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS) de Palma de Mallorca orientadas a la reforma del paseo marítimo y a la apertura de la ciudad al mar.

Por si fuera poco, crean un nuevo problema de movilidad. 8 años para informar que el número de aparcamientos que se van a crear con el complejo será claramente deficitario. Inferior a las necesidades que crean las nuevas infraestructuras.

A nadie se le escapa que 500 plazas de parquing son manifiestamente insuficientes para las necesidades de trabajadores, pacientes, acompañantes y el crecimiento vegetativo del barrio. Un número de nuevas plazas de aparcamiento irrisorio en plena transformación de la ciudad, con vías saturadas y sin haber creado ni un metro de infraestructuras en formato tranvía/tren/metro desde el año 2007.

El proyecto se ha convertido en si mismo en un absurdo. En un ejercicio de improvisación y sonambulismo político.

En un ejemplo palmario de un proyecto político agotado. Reflejo de un gobierno que llega al final de legislatura sin energía ni imaginación. Sin capacidad para dar respuesta a las necesidades asistenciales de una población envejecida que precisa para su correcta atención la transformación del sistema sanitario a la cronicidad. La reforma estratégica de los recursos sociosanitarios son la mejor garantía de asistencia a dependientes y mayores y los resultados de legislatura son muy débiles.

Este proyecto cierra la puerta al aumento de los espacios verdes, a la mejora de la estética urbana y al aumento de la funcionalidad de los servicios ciudadanos. Por no recoger, ni contempla el acuerdo del gobierno de Cort, firmado en 2015, en el que los representantes de los partidos de izquierdas en Palma, reclamaban al Govern, un proyecto de reconversión de Son Dureta dotado de un corredor verde que enlazará el Bosque de Bellver con el complejo sociosanitario y con el desarrollo de una Palma más verde, más sostenible y orientada a su modernización.

Del futuro del emblemático hospital se esperaba una Ciudad Sociosanitaria al servicio de todos los residentes de Baleares, con opciones preferentes para los dependientes y abierto a todos los ciudadanos. Con soluciones sosegadas, sin improvisaciones, con aportaciones esencialmente técnicas y con participación social para embellecer la ciudad y mejorar la calidad de vida de ciudadanos y visitantes.

Abrir el Parque de Bellver a la ciudad, con una gran explanada ajardinada y un amplio aparcamiento público subterráneo no es una opción. Es una necesidad.

Buen finde.

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