No hay mejor desprecio que no hacer aprecio y Fernando Vázquez pasó de las críticas recibidas durante la semana, decidido a imponer sus ideas y, esencialmente, confiar en los veteranos que, por definición, son quienes tienen que apechugar en situaciones complicadas o, en suma, sacar el barco a flote en medio de la tormenta.
Tampoco es normal que un equipo modesto como el Huesca afronte un partido despojado de su única arma: la intensidad. Los de Anquela empezaron el partido cuando ya habían recibido dos goles y habían transcurrido seis minutos de juego. Parece que esos iniciales trescientos sesenta segundo no son nada, pero fueron un mundo que permitió a los locales nadar con la ropa a buen resguardo.
Mis lectores habrán leído antes que el jugador con más gol de este equipo es Brandon. Asumió los tres de su equipo en el momento más delicado desde que comenzó la competición.No nos ponemos flores en el ojal, era una evidencia contrastada, solo que ni él se había enterado aún y mucho menos su entrenador, ese que con la victoria salva su cabeza y acalla bocas que, quizás con razón.tenían sed de sangre.
Es lo que tiene la experiencia. Este mismo equipo con Raillo, Company y Damiá no fue capaz de aguantar un gol a favor en Lugo, pero con Ansotegui, Juan Rodríguez y Oriol se impuso el oficio. El Anxo Carro no es Son Moix.
La segunda parte fue un simple querer y no poder visitante. La justa expulsión de Oriol, pasado de frenada, ni siquiera se notó. Los locales, amurallados en su mitad de campo, esperaron los imprecisos y premiosos ataques oscenses, carentes de alma, cuerpo e intención. En realidad al lance le habían sobrado ochenta y cuatro minutos, más la prolongación.