Se trata de un establecimiento ubicado en el mismo corazón de plaza Gomila, en la calle Robert Graves. Sus propietarios denuncian que cada sábado, sobre la 1.30 horas aproximadamente, un grupo de jóvenes se presentan cargados de "munición" y la emprenden contra la fachada.
La explicación, según los dueño, es "haberles dicho una primera vez que simulen los mismos ruidos en sus própios domicilios, seguro que sus padres no estarían muy de acuerdo..."
Afirman que la denuncia ya está interpuesta y que está en proceso aunque se lamentan que "llamar a la seguridad del Estado es inútil". Frustración e impotencia.