Mallorca vive un verano muy especial, casi desconocido. A la masiva llegada de turistas ha venido a incrementarse un fenómeno que comenzó a detectarse hace unos pocos años. Los famosos prefieren otros lugares, desde Eivissa a la Costa del Sol, para gozar de sus mediáticas vacaciones. El desmarque de Mallorca es claro e indiscutible. Abarca todos los segmentos del amplio abanico de los famosos. Los fotografiables del corazón escrutan otros lares. Los paparazzi, también.
Los nuevos Reyes, Felipe y Letizia, han acudido a Marivent. Pero apenas han estado semana y media. En este corto período de tiempo han cumplido con todos los tradicionales compromisos de la Corona: Copa del Rey, entrevista con el presidente del Gobierno y cena con las autoridades y sociedad civil a un ritmo rapidísimo. Y se han marchado casi de puntillas. A don Juan Carlos ni se le ha visto este año por primera vez en muchas décadas. Tampoco sus hijas han llegado, aunque en el caso de Cristina y su esposo Iñaki es más que comprensible.
Visitantes asiduos, muchos de ellos con propiedades en la isla, como Boris Becker, Claudia Schiffer, Florentino Pérez, Josep Lluis Núñez, Concha Velasco o Ana Obregón parece ser que lo han dejado para mejor ocasión.
La nómina de políticos o expolíticos de postín también se ha desinflado. Quedan en el recuerdo las antaño sonadas llegadas de Narcís Serra, Eduardo Zaplana, José María Michavila, Angel Acebes o del conocido periodista Pedro J. Ramírez, que se compró hace años un chalet en la Costa dels Pins.
También han quedado en nada los glamourosos encuentros de Pula, que reunían a políticos nacionales y locales junto a famosos del mundo del deporte. Jaume Matas, en sus buenos tiempos, actuaba de anfitrión.
Pero ahora es como si Mallorca espantase, como si hubiera perdido su secular definición de isla de la calma. Es difícil adivinar cuál es la causa fundamental de esta deserción masiva del famoseo. Tal vez sea que otros lugares son más llamativos o más hábiles a la hora de captar las gentes de las portadas de las revistas del corazón. Quizás sea que Mallorca se ha hecho demasiado conocida por su rampa de los juzgados de Vía Alemania y esas cosas tan desagradables espantan a los que luchan por mantener su imagen impoluta, intocable y sagrada.
Ha habido demasiado desfile por Vía Alemania en los últimos tiempos con un despliegue mediático sin precedentes para que luego la isla vuelva a sentir la fragancia del jardín de los famosos, a los cuales parece que aterra tanta imputación y tanto empapelamiento.
Será difícil saber la causa objetiva exacta porque cada famoso es un mundo en sí mismo y nunca confesará la razón real de su cambio de aires. Pero lo seguro es que no vienen, que buscan nuevos soles y nuevos mares, que intentan su reencuentro estival con el paraíso lejos de la archifamosa Mallorca, mucho más conocida, en lo bueno y en lo malo, que todos ellos juntos.
