El examen nuestro de cada día

Nos hallamos en pleno periodo de exámenes en la Universitat de les Illes Balears y no está de más recordar cuánto han cambiado las cosas de un tiempo a esta parte en nuestro querido Campus, desde que el denominado Plan Bolonia fue inundando de forma progresiva nuestras aulas hasta convertirse en un modelo de enseñanza que, en muchos aspectos, ha ido por delante de lo que todavía se percibe en centros de educación primaria y secundaria. Términos como evaluación continua, adquisición de competencias, trabajo cooperativo, pruebas complementarias y extraordinarias, evaluación del trabajo autónomo del alumno, clases presenciales en grupos grandes, medianos y pequeños y muchos otros, ya están más que asumidos por profesores y alumnos que, de manera conjunta, luchan día a día, con las mejores herramientas, por el éxito de nuestros distintos estudios de Grado y Posgrado. Se trata, en definitiva, de que el alumno entre en contacto con el área de conocimiento que ha elegido y que vaya adquiriendo, poco a poco, ya no solo todo un conjunto de conocimientos esenciales que le van a permitir ejercer una determinada profesión, sino toda una serie de competencias específicas, genéricas y transversales que le van hacer ir mucho más allá, otorgándole magníficas herramientas para afrontar mejor los problemas, trabajar bien en grupo, plantear las preguntas adecuadas para luego ser capaz de buscar las respuestas y, en definitiva, aprender a pensar.

Desde el sector educativo debemos tomar muy buena nota y ser capaces de descubrir qué tipo de personas queremos formar, qué es lo que el mundo espera de ellas y qué serán capaces de aportar para hacer, cada uno a su modo, un mundo mejor. Y en este sentido, creo que se están haciendo muchas cosas en la dirección correcta. Por supuesto que siempre queda un amplio margen de mejora, como no puede ser de otro modo, pero el punto de partida, es el correcto. Todos tenemos muy claro que los profesionales del futuro no han de ser máquinas repletas de datos, únicamente dedicadas a almacenar información. Debemos trabajar todos a una hacia una formación integral de personas comprometidas con su propio entorno, con el medio ambiente, con la realidad en la que viven, con sus emociones, sus sentimientos y, sobre todo, con el resto de la sociedad. Los primeros pasos ya se han dado. Y los resultados van llegando. Refiriéndome al concreto ámbito de la Facultad de Derecho, y partiendo de la premisa fundamental que nos permite aseverar que no todos los alumnos son iguales, afirmo con orgullo que es un auténtico placer descubrir, año a año, curso a curso, maravillosos estudiantes de los que no dejamos de aprender y que hacen que todos los esfuerzos merezcan la pena. Y es en ese preciso instante, cuando puedes permitirte el lujo de darles lo que se merecen en forma de Excelente o Matrícula de Honor, cuando todo cobra sentido y se confirma que si hay un ámbito que exige de una incansable labor coral que nos lleva desde el hogar hasta la Universidad, pasando por los más diversos centros de formación a todos los niveles, es el relacionado con la educación. Ya lo dijo Nelson Mandela: “La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”. Así que, vamos a por todas. A buen seguro merecerá la pena.

Y todo eso no se logra de la noche a la mañana. Y que nuestros jóvenes tampoco crean que los sueños se consiguen por el simple y mero hecho de soñarlos. Todos debemos ser conscientes de que, cada uno en nuestro concreto terreno, afrontamos constantes e interminables pruebas diarias de las que debemos aprender, obstáculos con los que en muchas ocasiones vamos a tropezar, pero que están ahí para hacernos cada día un poquito mejores. Por eso, en estos días de madrugones, de esperas hasta altas horas de la madrugada, de abarrotadas bibliotecas, de montañas inabarcables de folios, de ininteligibles enunciados y de implacables cronómetros…que no cunda el desánimo. Podéis con todo, lograréis lo que os propongáis y ya estáis más cerca de vuestro objetivo. Además, en vuestros peores momentos pensad que todos tenemos nuestras pruebas, nuestros nervios, nuestras dudas y nuestros maestros. Sí, al fin y al cabo, es común a todos, es…el examen nuestro de cada día.

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