El día de la marmota

La Sindicatura de Cuentas de Baleares ha hecho pública la memoria de 2012. En ella se informa que las cuentas del IB Salut son un caos. Si, como lo oyen, afirma que de forma sistemática se incumplían las normas de contratación pública. Asevera que las facturas presentan irregularidades, que se pagaban facturas a proveedores que no tocaban y que existía un descontrol absoluto en el pago de las nóminas.

A lo mejor es necesario repetirlo para que se den por enterados aquellos que tenían la oportunidad de evitarlo y que hacían oídos sordos al grito unánime del sector: las cuentas del IB Salut fueron un caos.

Al parecer, el odio, el desastre y la desorganización que se percibía en los centros sanitarios también afectaba a la gestión de sus cuentas. Para que se hagan a la idea de la magnitud del desaguisado, el IB Salut maneja uno de cada tres euros públicos. Los pocos que intentaron denunciarlo, interna o públicamente, para acabar con lo que se puede interpretar como una verdadera barbarie eran ignorados, acallados y perseguidos.

Los representantes públicos tienen que diferenciar con claridad las quejas personales, los intereses de grupo y la desesperación de todo un sector.

Los hechos comunicados reflejan un nivel muy grave de desestructuración organizativa en la mayor empresa de Baleares. El mantra de la crisis servía igual para explicar un roto que para amañar un descosido. No es exagerado afirmar que la calidad de la organización sanitaria balear ha retrocedido una década. Sufrieron los ciudadanos, lo soportaron los gestores solventes, que también los había, y lo sobrellevaron con desasosiego los trabajadores. Una de sus consecuencias son las esperas y los actuales directivos tienen un papel muy difícil. En cualquier caso saben que cuentan con el compromiso de los profesionales, preocupados por naturaleza en recuperar el nivel de calidad de la asistencia, implicados en su crecimiento y volcados en la innovación de la prestación de servicios sanitarios.

En algunos estados americanos y del Canadá, utilizan las marmotas, como tradición, para conocer de forma aproximada, interpretando su propia sombra, la última etapa del periodo invernal. Es el punto de inflexión que señala el final de la hibernación, la vuelta del calor y la luz y la recuperación de la vida natural.

Ni el instinto de Phil, la famosa marmota de Punxsutawney, en el Estado de Pensilvania, podría adelantar con un mínimo de precisión el tiempo que se tardará en recuperar el camino desandado. El periodo necesario en normalizar la situación administrativa y productiva de un sector que ha quedado devastado por el caos organizativo y contaminado por la desconfianza. Un buen título para reversionar el film que más ha contribuido a dar a conocer el día de la marmota sería, sin ningún género de duda, “Atrapados en su paranoia”.

Disfruten, los que puedan, de las vacaciones y en todo caso, sean felices.