Decía Antoine de Saint Exupery, que “a los mayores les gustan las cifras” a mí, me gusta rebuscar entre las nuevas macro o micro tendencias.
Hasta principios del siglo XX, una piel bronceada era sinónimo de ser pobre, sinónimo de trabajar en el campo de sol a sol sin descanso, hasta que se produjo un enorme cambio social, la clase alta dio una vuelta a las costumbres y se intercambiaron los papeles, comenzaron a practicar deporte, a viajar a lugares cálidos donde tomaban el sol y donde disfrutaban del mar con los primeros ropajes que cubrían sus cuerpos de las miradas ajenas.
Nuevas tendencias nacen cada día y los chinos convertidos en una de las potencias económicas mundiales no podía quedarse atrás, sus playas se han cubierto este verano de máscaras, se llaman face-kinis, un artilugio que cubre totalmente el rostro para que los temibles rayos solares no estropeen la hermosa piel de las mujeres chinas, quienes han causado furor luciendo su colorido complemento en la costa de Qungdao.
El invento creado por una japonesa, evita que las señoras del país asiático adquieran ese color moreno que las occidentales se mueren por obtener, está claro que a los chinos no todo lo occidental les entusiasma.
El motivo para la creación de esta nueva prenda es la aversión que las mujeres chinas sienten por tener la piel bronceada, algo asociado al igual que en siglos pasados con el trabajo en el campo, una idea que a todas luces es clasista, pero no por ello menos importante para una sociedad, que aunque está en proceso de cambio sigue manteniendo fobias a ciertas cosas, entre ellas a dar señales de pertenecer a un estatus bajo.
El invento no es nada original, se trata simplemente de un antifaz fabricado en nylon que cubre todo el rostro, por supuesto el modelo tiene unas aberturas en los orificios de la nariz, los ojos y los labios de los que solo se pueden observar los dientes al sonreír.
De momento solo se comercializa entre las mujeres, aunque no se descarta la idea de crear el face-kini masculino. Ver para creer.
En los pasados JJOO ya detectamos otra tendencia que causa estragos, pese a que el bikini ha cumplido 66 años, las participantes de origen musulmán vistieron los total-quinis, esas prendas con las cuales cubrieron todo su cuerpo excepto el rostro - aún no conocían la nueva moda china- y aunque parezca increíble hay otras sociedades que se inclinan por seguir esta insólita moda de cubrirse el cuerpo, son algo menos recatados en esta ocasión, se han llaman biquini-sari dicen sus diseñadores que los eligen mujeres a las que no solo les induce su religión sino también mujeres que quieren ocultar unos kilitos de mas.
Lo más llamativo de los biquini-sari es que no solo lo utilizan mujeres de origen hindú, sino que lo han adoptado modernas féminas estadounidenses quienes han contribuido a crear una nueva tendencia en las playas norteamericanas.
Ya sea por cuestiones religiosas, por miedo a que se vean los temidos “michelines” o por padecer alergia al sol, me pregunto hasta cuando las mujeres vamos a seguir sometidas a restricciones claramente impuestas por el género masculino, o lo que es peor a las restricciones que nosotras mismas nos imponemos.
Otra cuestión a reflexionar: las mujeres parecemos estar constantemente preguntándonos cuál es el juego que “debemos” jugar con los hombres, mantenemos una constante lucha con nuestro aspecto y nuestro cuerpo, pero jamás nos preguntamos que es lo que realmente queremos o ¿se trata quizás de “controlar” de esta forma al otro sexo con este juego eterno de tirar la piedra y esconder la mano, culpabilizándoles a ellos de todo lo que nos ocurre?
No niego lo evidente, vivimos en una sociedad que exige tener el cuerpo perfecto, pero creo que es obvio que ni externa ni internamente el ser humano puede ser perfecto, no puedo dejar de expresar alto y claro que a pesar de todo y de todos: es maravillosa la imperfección.