El cotilleo dicen los expertos, constituye una manera de controlar el prestigio de los otros, hay estudios que incluso afirman que el cotillear forma el eslabón imprescindible para promover la cooperación entre las personas.
El afán de conocer la vida de otros, ha llevado a que sujetos de diferentes ámbitos busquen e incluso necesiten la fama, hoy en día basta estar cerca de alguien “famoso” para llegar a obtener popularidad.
Con la expansión de los medios de comunicación la realidad se ha transformado y la sociedad está más ocupada en la representación que en la realidad misma. Alguien dijo que las personas famosas eran “ simples fachadas vacías iluminadas por la publicidad”. Pero, ¿Qué ocurre cuando la fama llega simple y llanamente porque nos hemos casado, juntado o emparentado con alguien que posee fama por sí mismo?
Veamos algunos casos; un buen ejemplo es el de las hermanas Ortiz: Letizia y Thelma, la primera princesa de Asturias, que ha estado muy ocupada en mostrarnos su “lado más natural” desde las páginas de todos los medios de comunicación con el objeto de mejorar su reputación, mientras dicho sea de paso la de España cae por el precipicio; la segunda “hermanísima de la princesa de Asturias” vive huyendo de los periodistas y demandando a todo aquel que se atreva a acercarse más de la cuenta; otro es el caso de Kate Middelton quien indignada se ha enzarzado en una lucha para evitar que sus intimidades aparezcan en las portadas de las revistas, hay quien dice que a ella no le molesta mostrar su cuerpo a los súbditos y que es la casa Real Inglesa quien no tolera que la princesa heredera se convierta en la nueva Lady Di; si de vidas criticadas se trata la de Iñaki Urdangarín es una buena muestra, los problemas que tiene con la ley han supuesto la ventilación de tristes miserias económicas.
Todas estas vidas se han convertido en el “entretenimiento de masas” donde éxitos, fracasos, o problemas se convierten en motivos de conversación y cotilleo. Para desgracia de estas personas ya forman parte de las “nuevas” celebridades, gozan de una popularidad que incluso puede llevarles a la muerte como ocurrió en el caso de Diana de Gales.
¿Pero, cual es la razón del interés que provocan? el interés de estos personajes, radica en que sus vidas parecen interesantes ante la audiencia, desde la observación de un ciudadano de pie la vida de todos ellos es sencillamente un imán irresistible.
La cuestión fundamental es: ¿Tenemos derecho a convertir la existencia de estos individuos en un teatro cruel y despiadado donde en realidad ellos no tienen interés en actuar? Seguramente podemos discutir largo y tendido sobre este tema, con los compañeros periodistas, se pondría sobre la mesa la libertad de prensa para justificar el circo en el que transforman la vida de algunos famosos, para el resto de sociedad quizás el argumento válido sea que ellos viven vidas privilegiadas a las que no todo el mundo tiene acceso.
En el fondo queridos amigos bajo mi punto de vista, la vida de estos seres “tocados” por la notoriedad no es más que una triste telenovela, donde su existencia viaja a la velocidad de la luz, donde actúan sin voluntad ante un público ávido de nuevas aventuras, espectadores que desgranan sus existencias y donde el misterio se mantiene a base de intrigas palaciegas que dejan al auditorio deseoso de conocer el siguiente capítulo.
No obstante el vouyerismo ha llegado a cotas insospechadas, la curiosidad por conocer todos y cada uno de los detalles de las vidas ajenas trasciende ya el universo de las celebridades, para llegar a la vida de los simples mortales; medios de comunicación social como Facebook, Twitter o Tuenti por mencionar algunos, ejercen una fascinación en algunos individuos de vida corriente que dedican largas horas a “vivir” a través de la vida de otros dejando a un lado la suya propia.
De esta forma, la sociedad parece estar enganchada a las historias de los demás. La fama en cualquier ámbito ha pasado a ser una margarita que se deshoja para entretener, divertir y regocijar a crueles espectadores que si se cansan, simplemente sustituyen a unos por otros.