El vicepresidente del Govern y conseller de Turisme ya admite abiertamente que "no hay soluciones mágicas" para resolver el 'boom' del alquiler vacacional. No las parece haber en Balears visto que en Barcelona Ada Colau ha ido directa a la inspección, la sanción y el cierre de los que no cumplen con la normativa.
Aquí aún estamos con lo de la normativa. En pleno verano este Govern ya ha incumplido una primera promesa sobre el asunto y los alquileres vacacionales son casa sin barrer. La regulación debía estar en vigor antes de la entrada de la 'ecotasa'. La 'ecotasa' lleva casi dos meses cobrándose en los hoteles, agroturismos y cruceros, pero hay miles de pisos turísticos alquilados de los que Hacienda no huele ni un céntimo.
Llama mucho la atención que quien en la legislatura pasada, desde la oposición, situó el alquiler turístico como el gran fiasco de la política turística de Bauzá ahora no se va capaz de meter mano al subsector que más se mueve en aguas turbias pero que, al mismo tiempo, proporciona buenos ingresos a familias baleares que lo han pasado mal durante la crisis y que alquilar una propiedad ha supuesto un colchón de salvación.
Y ahí voy. Este Govern se va a encontrar con el mismo problema que se encontró Bauzá. Meter mano al alquiler turístico puede suponer perder miles de votos, los de aquellos que castigarán a quien les dificulte llegar a ese ingreso extra de cada primavera y verano. Lo vivió Bauzá cuando multitud de alcaldes del PP fueron a verle para advertirle de que si intentaba regular el sector se perderían alcaldías.
Ahora Biel Barceló ve dificultades por todas partes. Para el Govern actual, un anuncio de un apartamento turístico en un portal de internet especializado en esta actividad no parece ser motivo, por lo menos, de inspección. Quizás habría que empezar por cambiar las prioridades de la actividad inspectora. Más inspección y menos miedo a una temporada histórica en número de visitantes. Récord que, a la vista de los datos, podemos incluso superar en 2017.