Hace dos años el Gimnástic ganaba al Mallorca en Son Moix por 0-2, con goles de Mosa y Naranjo. Los catalanes, de la mano de Vicente Moreno, habían dado una lección de fútbol, una cátedra impartida esencialmente por Sergio Tejera y Emaná, ante al atónito público de Son Moix . Poco después de que este último perdonara el 0-3 solo ante Cabrero y para sorpresa generalizada, el técnico visitante sustituyó al africano por un centrocampista defensivo, Madinda, con lo que finiquitó el espectáculo y cedió el mando que había ejercido su equipo. Lago Jr acortó distancias tras haber recuperado el Mallorca la posesión de la pelota y 60 segundos después del relevo de exmallorquinista por un defensa más, Xavi Molina, Brandon igualó el marcador que no se inclinó definitivamente hacia los de casa de verdadero milagro. Los catalanes clamaron contra el árbitro, el cántabro Arias López, no sin cierta razón, pues el penalti que dio lugar al 1-2 era más que dudoso y la expulsión de Pablo Marí por doble tarjeta colmó el vaso de sus errores. Pero en cambio nadie reparó o no quiso hacerlo en las equivocaciones del banquillo tarraconense dictadas por quien hoy ocupa precisamente el cargo en el club de Sarver y Molango.
Bueno, esto viene a colación porque el domingo en Santa Eularia se reprodujo la historia. Dani Mori, un entrenador sin renombre ni padrinos, superó ampliamente a su oponente quien creyó que con ventaja en el marcador la modesta Penya Deportiva nunca sería capaz de remontar el resultado. Y uno puede ser pobre, pero no tonto, algo de lo que el susodicho no tiene ni un pelo.
Ya ven, hay gente que ejerce su profesión sin haber aprobado ciertas asignaturas de su carrera. Tal cual.
