Ecotasa: La urnas han otorgado al actual Govern plena legitimidad para gestar, desarrollar e implementar la ecotasa. Este es el juego democrático que deberíamos respetar siempre, estemos o no de acuerdo con el impuesto. Por lo tanto, no vale la pena volver a propugnar las bendiciones de la medida ni emplear el vituperio para mostrar lo deleznable de la misma. Pero lo que sí deberíamos exigir es que a las cosas se les llame por su nombre. Decía Pilar Costa, la directora general de Turismo, que tal vez una parte de la ecotasa se emplee para crear un Imserso Balear. Tampoco voy a cuestionar la idea, pero yo quiero opinar con verdades, no con aseveraciones pretéritas que ahora se diluyen como un azucarillo en un café. ¿No era un impuesto ecológico? Pues que inviertan en ecología y que le dejen de llamar ecotasa a lo que no es más que un impuesto turístico. Confunde… y además no es lo que nos dijeron.
Ley protección animal: Antoni Camps, en nombre del PP menorquín, ha solicitado que el cambio de la Ley de Protección Animal no afecte a las Fiestas de Sant Joan. Esta ley impide causar sufrimiento a los animales, sea cual sea su marco. Si lo que se pretende es que en Sant Joan (o cualquier otra fiesta con animales) se pueda causar sufrimiento a los caballos sin incurrir en delito, es una petición deleznable y execrable. La tradición nunca puede amparar el maltrato. Por lo que hemos de abogar es porque se puedan celebrar fiestas sin sufrimiento animal. Ese es el ejercicio. Es como acabar con el fracaso escolar bajando la nota de aprobado. El fracaso sigue existiendo pero ya no lo tipificamos. Triste realidad.
Balears, antitaurina: Al fin, y es que al hilo de lo anterior, si somos capaces de legislar una normativa en contra de la violencia animal, resulta cuanto menos ridículo que sigamos dando amparo a la tortura más reprobable con un argumento tan peregrino como esgrimir que se trata de un espectáculo ancestral y anclado en el acervo popular. Me gustaría recordar a los taurinos que el toro no ha nacido para ser torturado, ni que sin la maldita y mal llamada “Fiesta Nacional” las dehesas desaparecerán (como mucho se transformarán). Y si esta industria asesina no puede subsistir, que se desaparezca, no pasa nada. Porque ¿y si en lugar de un toro, clavásemos banderillas y sacrificásemos de esta manera a un perro?. A ver si dejamos de una vez por todas de ser la hazmerreir de Europa.
Investidura: Estamos predestinados a volver a las urnas en breve. Las líneas rojas de Podemos eran inasumibles para el PSOE y el talante de Pablo Iglesias reclamando la vicepresidencia y varios ministerios sin hablar con Pedro Sánchez, invitaba al Jefe del Estado a convocar unas nuevs elecciones. Da la sensación de que todo se ha tratado de un baile de instituto. Podemos, que se ve con fuerza suficiente como para llegar a una nuevas elecciones y arrebatar aún más diputados al PSOE, pero no quiere que se le vea como el responsable de llevar a España de nuevo a la urnas. Lo mejor es llevar al partido de Sánchez contra las cuerdas, empujarle a alcanzar un pacto insuficiente con la derecha más moderada (Ciudadanos) y abocarle al fracaso en las sesiones de envestidura. Ahora la culpa ya no será de Podemos, sino del PSOE y el PP, incapaces de alcanzar acuerdos. Y lo cierto, es que la culpa es de todos. Cualquier acuerdo abocaría a España a la ingobernabilidad. Quizá lo mejor será que volvamos a votar.