El próximo sábado y el 12 de agosto, el Castell de Bellver y las Cases de Galatzó volverán a ser escenarios para disfrutar de las Perseidas o Lágrimas de San Lorenzo, a iniciativa del Instituto Mallorquín de Ciencias del Espacio (IMCE), con el apoyo de los ayuntamientos de Palma y Calvià.
Este año se darán dos ocasiones únicas para observar la lluvia de estrellas, ya que no se repetirá hasta dentro de un año. En el Castell de Bellver el seguimiento de esta lluvia de estrellas podrá llevarse a cabo el 5 de agosto hasta la 1.30 horas de la madrugada.
Además de poder utilizarse telescopios, se han programado cuatro actividades de media hora en las que los expertos explicarán el fenómeno de las Perseidas, realizarán un recorrido por las constelaciones y harán posible una observación con la ayuda de un láser, en distintos monitores.
En cuanto a la actividad en las Cases de Galatzó, programa para el día 12, también se realizará esta actividad por grupos, tanto en catalán como en castellano.
El programa incluye una visita guiada por el recinto a cargo del divulgador del patrimonio Tomàs Vibot, y la explicación del fenómeno de los perseidas, la exploración del cielo y la observación con telescopios, con expertos del Instituto.
Los asistentes también pueden participar en el curso Las constelaciones de verano. Las entradas ya están a la venta.
¿POR QUÉ SUCEDEN?
Los cometas, según describen sus órbitas alrededor del Sol, van arrojando al espacio un reguero de gases, polvo y escombros (materiales rocosos) que permanece en una órbita muy similar a la del cometa progenitor.
Cada cometa va formando así un anillo en el que se encuentran distribuidos numerosos fragmentos cometarios. Cuando la Tierra, en su movimiento en torno al Sol, encuentra uno de estos anillos, algunos de los fragmentos rocosos (meteoroides) son atrapados por su campo gravitatorio y caen a gran velocidad a través de la atmósfera formando una lluvia de meteoros.
La fricción con los gases atmosféricos calcinan y vaporizan los meteoros que aparecen brillantes durante una fracción de segundo formando lo que popularmente denominamos estrellas fugaces. No se trata por tanto de una estrella sino de una partícula de polvo incandescente.
La altura a la que un meteoro se hace brillante depende de la velocidad de penetración en la atmósfera, pero suele estar en torno a los 100 kilómetros. Sin embargo, el alto brillo y la gran velocidad transversal de algunos meteoros ocasionan un efecto espectacular, causando la ilusión en el observador de que están muy próximos. Los meteoroides de masa menor al kilogramo se calcinan completamente en la atmósfera, pero los mayores y más densos (de consistencia rocosa o metálica), forman meteoritos: restos calcinados que caen sobre el suelo.
Cada año a principios de agosto, la Tierra cruza la órbita del cometa 109P/Swift-Tuttle, que tiene un periodo de 133 años y que pasó cerca del Sol por última vez en 1992. Esta órbita está llena de partículas pequeñas, como granos de arena o menores, que han sido liberadas por el cometa en sus pasos anteriores. Cuando una de estas partículas, que formaron en su día la cola del cometa, entra en la atmósfera terrestre a gran velocidad, la fricción la calienta hasta vaporizarla a gran altura.
La correspondiente lluvia de meteoros parece tener un único centro de origen, un punto del que parecen surgir todas las estrellas fugaces. Ese punto se denomina "radiante" y su localización se utiliza para nombrar a la lluvia de estrellas. Así pues, las Perseidas tienen su radiante en la constelación de Perseo, de ahí su nombre.
¿QUÉ HACER PARA VER LAS PERSEIDAS?
El lugar de observación puede ser cualquiera con tal de que proporcione un cielo oscuro. Es preferible observar desde un lugar que tenga pocos obstáculos para la vista (como edificios, árboles o montañas), y no utilizar instrumentos ópticos que nos limiten el campo de visión.
Aunque las Perseidas parecen venir de la constelación de Perseo, se pueden ver en cualquier parte del cielo. Conviene dirigir la mirada hacia las zonas más oscuras, en la dirección opuesta a la posición de la Luna si la observación se realiza antes de su ocaso. Lo más cómodo es tumbarse y esperar a que la vista se acostumbre a la oscuridad.
El número de meteoros observables por hora es muy variable. En un sitio bien oscuro y con el radiante alto sobre el horizonte puede superar el centenar. Sin embargo, el número de meteoros observados por hora puede variar muy rápidamente según varía la densidad de fragmentos en la estela del cometa, por ello las predicciones concretas sobre número específico de meteoros dependiendo del día y la hora son difíciles de realizar y suelen estar afectadas de una incertidumbre alta.