Hay dos temas sagrados con los que nadie debería jugar: Sanidad y Educación, dos temas que requieren hoy más que nunca un Pacto de Estado para que ningún político pueda utilizarlos en campaña electoral y para evitar 17 sistemas educativos y sanitarios diferentes.
Los cambios constantes en Educación sólo nos llevan al desconcierto y al fracaso escolar, al abandono temprano de las aulas y a la desmotivación de los educadores. Los planes educativos no pueden hacerse sin consenso y a golpe de promesas electorales. Nos jugamos mucho y nadie parece darse cuenta.
Estamos viendo desde hace tiempo como la educación está cayendo en picado, mientras muchos de los que salen a la calle en defensa de la escuela pública y de la calidad de la enseñanza serían incapaces de explicar mínimamente los contenidos de las diversas materias que estudian los alumnos, sus enormes carencias y su falta de rigor, del mismo modo que ni siquiera sabrían explicar cómo están estructuradas actualmente las etapas de Infantil, Primaria, Secundaria y Bachillerato y si sería necesario algún cambio que pusiese fin a ese abismo entre las dos últimas etapas.
Y ahora, el Govern promete elección de lengua, algo que en la teoría queda muy bien, pero que veremos cómo se resuelve en la práctica. Y todo ello por culpa de una inmersión que no era necesaria y que ha hecho que las faltas de ortografía en castellano se disparen por mil. ¿No quedamos en que había que dominar por igual ambas lenguas? Pues eso.
