La sangría de establecimientos emblemáticos no cesa en Palma. El último en echar el cierre ha sido 'Discos Oh!', el templo de la música del mítico Juan Campos después de 36 años ejerciendo de punto de encuentro de deejays, músicos y amantes de los vinilos de medio mundo.
Sin él, el mundo de la noche en Mallorca no habría sido lo mismo en los años 80 y 90 pero la asfixia económica de la pandemia y los cambios en los hábitos de consumo de la sociedad -con internet marcando el paso- han podido con este legendario negocio de Ciutat.
Su cierre coincidió -en día y hora- con la celebración de los 50 años de la zona comercial de 'Los Geranios', un bastión de pequeños comercios que, con mucho mérito, resisten y se reivindican como negocios vertebradores de la Palma auténtica, la genuina, la que aún no ha caído en las grandes cadenas multimarca ni franquicias.
Ambos modelos -el de las multinacionales y el del pequeño comercio- son perfectamente válidos y necesarios en una ciudad como Palma (mediterránea, moderna y turística), pero ante el avance imparable del capital internacional, resulta del todo urgente que la administración local, insular y autonómica movilicen todos los recursos posibles para que evitar que los 'Goliat' de la economía acaben con los 'David' del comercio.
La viabilidad de ambos sectores debe ser una prioridad para Palma, cuyo catálogo de establecimientos emblemáticos supera ligeramente el centenar, un club al que sólo se puede entrar por antigüedad o por "actividad singular". En definitiva, por ser historia viva de esta ciudad y ofrecer algo único en un mercado en el que manda la producción homogénea y en masa.
Para ello, sería beneficioso aumentar las facilidades económicas y burocráticas a este nicho de negocios. Por ellos, y por la autenticidad de la ciudad.
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