Al filo de lo imposible

Aun en la mejor de las hipótesis, que sería que el Mallorca ganase al Granada y al Osasuna, el conjunto de Vicente Moreno deberá estar a la espera de lo que hagan el Leganés, el Alavés o el Celta en las dos jornadas que aún restan para que acabe La Liga. En principio, seguramente estaremos todos de acuerdo en que resulta un hándicap no poder depender de uno mismo para intentar conseguir la permanencia, pero, si bien se mira, esta situación que estamos viviendo ahora a nivel particular quizás no sea del todo inhabitual o extraña si optamos por situarnos también en un plano más general. En cierto modo, en el fútbol o en la vida casi nada depende ya hoy de uno mismo para procurar salir adelante.

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En el caso del fútbol, nuestro más reciente talón de aquiles serían los sucesivos penaltis que nos han pitado en contra a lo largo de la temporada y en especial en nuestras tres últimas salidas. Es cierto que ayer seguramente habría sido mejor que Alejandro Pozo hubiera tenido su mano derecha pegada al cuerpo, en lugar de tenerla algo separada, pero así como están las cosas ahora mismo, quizás nos hubieran pitado también penalti de todas formas. Instantes después, Lucas Ocampos no perdonó desde los once metros y adelantó al conjunto de Julen Lopetegui unos minutos antes del final de la primera parte.

Hasta esa jugada clave, el partido había sido jugado de tú a tú entre el Sevilla y el Mallorca, algo que también ocurriría en el segundo tiempo. De hecho, a punto estuvo el Cucho Hernández de empatar de cabeza, tras un pase perfecto de Fran Gámez, pero una soberbia parada de Yassine Bounou 'Bono' lo impidió. Poco después, un impresionante saque de puerta del propio meta sevillista sería aprovechado por En-Nesyri para poner el dos a cero definitivo en el electrónico. Una vez más, el castigo fue excesivo para un buen Mallorca, que ahora deberá reponerse lo antes posible para afrontar sus dos próximas finales, ganarlas y esperar. Una vez más, no queda otra.