Estos días escuchaba en la radio al presidente del colegio de médicos reclamar dignificación profesional a raíz del lío montado en el hospital de Son Llàtzer por la destitución del jefe de servicio de traumatología, el Dr. Rapariz.
Da la casualidad que a los docentes nos pasa exactamente lo mismo que a los médicos. Hace falta que se reconozca la dignificación en nuestro trabajo. Tantos unos como otros no somos unos funcionarios normales. Nuestro desarrollo profesional aporta un valor añadido a la sociedad.
Al Dr. Rapariz, concretamente, lo conozco hace muchos años. Ha sido el traumatólogo en el que parte de mi família hemos confiado para diversas intervenciones quirúrgicas. Es un magnífico profesional y mejor persona.
Leer según qué informaciones de alguien a quien tienes en buena consideración profesional y en estima personal, hace daño.
Y pongo este ejemplo encima del tablero porque los que nos dedicamos a la noble labor de la docencia tenemos en muchas ocasiones el mismo sentimiento. Las nuestras no son profesiones fáciles y sencillas. Tenemos que estar al dos cientos por cien a cada hora de nuestro trabajo. Salvar vidas y educar a los jóvenes de hoy, son uno de los empleos más importantes para que una sociedad funcione de la mejor manera posible.
Presuponer que nosotros vamos a nuestro trabajo sin pensar en el alumno o en el paciente es juzgar la profesionalidad de un tercero desde una visión sesgada. A los médicos, al menos se les pagan las horas extras y tienen reconocida la carrera profesional. A los docentes, ni eso.
Éste es un trago difícil de pasar. Y lo digo con conocimiento de causa. Lamentablemente yo viví esto mismo hace cuatro años cuando la ministra de educación de turno puso en tela de juicio el trabajo hecho durante seis años por los que ocupábamos entonces la responsabilidad de las Altas Inspecciones de Educación. Y, por ello, ahora empatizo y entiendo la reacción de todos los médicos del servicio de traumatologia en defensa de su compañero. Un empleado público no se merece esto. Todo mi apoyo al Dr. Rapariz.