La Delegación del Gobierno en Baleares ha destruido este jueves, en la planta incineradora de Son Reus, en Palma, cerca de cuatro toneladas de hachís correspondientes a un alijo incautado durante el confinamiento. La operación tuvo lugar el pasado 26 de marzo y consistió en una acción conjunta de Vigilancia Aduanera de la Agencia Tributaria y la Policía Nacional.
La droga se hallaba a bordo de un velero de bandera holandesa que fue abordado a unas 80 millas al sur de Ibiza. La embarcación había fondeado previamente en aguas de Mallorca y fue interceptada por funcionarios de Vigilancia Aduanera de la Agencia Tributaria cuando regresaba a España tras realizar una ruta considerada sospechosa. Los dos tripulantes de la nave, que intentaron quemar el cargamento de hachís prendiendo fuego al barco al ser descubiertos, fueron detenidos.
Según ha explicado el jefe del Área de Vigilancia Aduanera de Baleares, Carlos González, constituye "una costumbre habitual que, en el momento del abordaje, los tripulantes que transportan hachís traten de prender fuego a la embarcación o intenten hundirla". Por su parte, el jefe de Operaciones de la Policía Nacional en Baleares, José Luis Santafé, ha señalado que las islas funcionan como "una especie de portaviones y de plataforma que puede servir de punto intermedio para ir a otros sitios en las trayectorias de estos grandes alijos".
CUATRO TONELADAS VALORADAS EN 21 MILLONES DE EUROS
Tras haber obtenido la autorización judicial, la droga ha sido quemada este jueves en la planta de Son Reus. Según el Área de Sanidad de la Delegación del Gobierno en Baleares, la sustancia que se ha destruido estaba distribuida en 134 fardos de hachís, con un peso total aproximado de 3.800 kilos. Se trata de resina de cannabis con un porcentaje de riqueza que oscila entre el 23,5 y el 37,3 por ciento.
Las casi cuatro toneladas de hachís están valoradas en el mercado ilícito en más de 21 millones de euros si hubieran llegado al consumidor final. En cuanto a la destrucción de la droga, la operación ha sido supervisada por el secretario general de la Delegación del Gobierno, Ramon Morey, y el director del Área de Sanidad, Raúl Izquierdo.
También han acudido a la planta de Son Reus el jefe de Operaciones de la Policía Nacional en Baleares, José Luis Santafé; el delegado de la Agencia Estatal de Administración Tributaria (AEAT) en Baleares, Arnau Cañellas; el jefe de Aduanas e Impuestos Especiales en las islas, Miguel Morey, y el jefe de Área de Vigilancia Aduanera, Carlos González.