Muchos corredores de fondo, los ciclistas también son corredores, se estimulan marcándose objetivos cercanos en tiempo o espacio. Los próximos cien metros son los importantes. En fútbol, también. Por eso parece que ha sido buena la táctica del entrenador de inculcar a los jugadores que el objetivo es el encuentro con el Zaragoza, el más importante, porque puede ser el decisivo para la permanencia. Lo de aspirar a más está en los cien metros siguientes al primer objetivo. Y no va a ser fácil doblar a un equipo como el aragonés que está en el límite del abismo, que tiene necesidad imperiosa de puntos para no meterse en puestos de descenso, pero tampoco es una proeza vencer a un equipo que solamente ha ganado un partido fuera de casa. Eso sí, ha empatado seis. Al potencial del Mallorca se debe de unir también la gana de la plantilla para darle una alegría a Aki, que no pudo marcar contra el Levante para animar a sus compatriotas, y también se puede añadir el ímpetu del mismo Aki, que si sale de titular se va a dejar la piel. Transmiten simpatía las fotos de este buen delantero haciendo malabarismo con el balón rodeado de niños embobados en un colegio de Puigpunyent. Necesita una alegría para transmitírsela a su gente. Oye, y los aficionados también, que necesitamos respirar hondo, que visto lo visto, los único que importa ya es conseguir cubrir los próximos cien metros.
