La organización ecologista Greenpeace ha denunciado que Ecoembes -la entidad encargada en España de la gestión de los envases domésticos- miente porque sólo recupera y recicla un 25 por ciento de los residuos que llegan a los contenedores amarillos. Ecoembes asegura que recicla el 75,8 por ciento.
Según Greenpeace, algunas de las empresas adjudicatarias del sistema de Ecoembes guardan, entierran y explotan plásticos de manera irregular. Además, señala a Ecoembes como un potente lobby que -a través de una millonaria inversión en publicidad y medios de comunicación- lleva dos décadas bloqueando cualquier alternativa de devolución y retorno de envases como las que funcionan en más de 40 países y que ya está recogida desde 1997 en la Ley de Reciclaje, aunque no se aplica. A cambio, gestiona un presupuesto anual del orden de 500 millones de euros.
El baile de cifras del reciclaje es notable y proyecta una sombra de duda sobre un sistema que, al parecer, no sólo escondería la realidad del volumen de tratamiento de los envases recogidos, sino que se desentiende de aquellos recipientes y plásticos que acaban en las playas o el mar. En el caso de Baleares, Greenpeace calcula que la mitad de los plásticos recogidos en las Islas, en vez de reciclarse, se incineran y aporta un dato: según información del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, en la planta de tratamiento de envases entraron en 2017 un total de 21.486,81 toneladas de las que fueron directamente a la incineradora 8.000. Es decir, el 40 por ciento de los envases -plásticos, latas y briks- que los ciudadanos baleares depositan en los contenedores amarillos con la confianza de dotarles de una "segunda vida", como promete Ecoembes, acaban incinerados.
Ecoembes no quiere exponerse a las multas que llegarían de confirmarse estos datos y se ha defendido de las críticas de Greenpeace calificándolas de ser "un torpe intento de devaluar el esfuerzo que realizan a diario millones de personas y miles de ayuntamientos en nuestro país con la separación y el reciclaje de sus residuos". Y apunta que se trata de una estrategia de presión para influir políticamente en la toma de decisiones.
Ecoembes se creó en 1996 y desde entonces es la responsable de gestionar los fondos recaudados mediante las tasas que las empresas de envasado pagan para reciclar el plástico. El sistema está controlado por la empresa Ecoembalajes España SA, una poderosa red de compañías que comprende más de 12.000 empresas vinculadas a los plásticos, desde alimentarias a sanitarias o de distribución. Esta gestión le reporta unos sustanciosos ingresos que dedica a realizar campañas de sensibilización y también a pagar a un cuerpo propio de trabajadores, en el que los directivos cobran una media de 166.000 euros anuales -incluyendo sueldos, Seguridad Social y primas-, según datos publicados.
Bajo este prisma no es de extrañar que, durante 24 años, la organización haya defendido su plan sin admitir alternativas que le signifiquen una merma en sus ingresos, impidiendo las opciones de reutilización que defienden amplios sectores sociales. Greenpeace ha querido desmontar "los engaños" de Ecoembes respecto a la gestión de los residuos de envases, sacándole los colores a una entidad que lleva por bandera el medio ambiente y la economía circular. Habrá que ver si logra un cambio en el actual sistema que, como poco, es claramente deficitario y manifiestamente mejorable.