En febrero de este año alrededor de 300 personas se concentraron en el cementerio de La Almudena en Madrid en un acto de homenaje a la División Azul, en lo que se convirtió en un acto de exaltación del fascismo, con simbología nazi e incluso un alegato antisemita pronunciado por una joven con camisa azul que dijo. “El enemigo siempre va a ser el mismo aunque con distintas máscaras, el judío. Porque nada más certero que esta afirmación: el judío es el culpable, el judío es el culpable y la División Azul luchó por ello. El comunismo es una invención judía para enfrentar a los obreros”.
Como es natural y ante la indignación que aquel acto despertó entre la población, la Fiscalía abrió una investigación de oficio. Se designó una fiscal de la sección de Ciberodio de la Fiscalía de Madrid para dirigir las pesquisas. Se solicitó a la Delegación del Gobierno de Madrid que aportase toda la información disponible sobre la convocatoria del acto y a la Brigada Provincial de Información de la Policía Nacional para que informase de los lemas, pancartas, consignas, banderas y cualquier otra circunstancia que pudiese ser constitutiva de delito.
Casi ocho meses después, nada se sabe del progreso de la investigación y la Fiscalía no ha presentado ninguna querella por aquellos hechos ni ha practicado detención alguna. Ni siquiera hay constancia de que se haya tomado declaración en calidad de investigada a la muchacha que pronunció tan deleznable discurso que sin necesidad de un profundo análisis jurídico, es evidente que se adentra en el delito de odio sin mayores disquisiciones. ¿A qué se debe esta inacción de la Fiscalía? Da la impresión de que el asunto queda zanjado tras el comunicado del Ministerio Público anunciando una investigación, pero eso es sólo un anuncio que no esclarece nada ni ofrece ninguna tranquilidad a nadie, algo que sólo logrará hacer la acción de la Justicia.
Hace unas semanas la ciudadanía volvió a escandalizarse, en esta ocasión por una manifestación neonazi en el barrio de Chueca de Madrid, epicentro del colectivo LGTBI. Unas 200 personas portando simbología fascista, corearon “fuera maricas de nuestros barrios” o “fuera sidosos de Madrid”. Nuevamente se anunció una investigación de la Fiscalía, pero habrá que confiar que sea más rápida y más eficaz que la del homenaje a la División Azul, porque este tipo de manifestaciones delictivas que propagan el odio de forma descarada e inadmisible, deben terminar y sus responsables deben ser conducidos ante la Justicia. Pero no dentro de dos años sino de forma inmediata.
Porque por más declaraciones de condena que hagan nuestros gobernantes y la clase política en general, si no se actúa con contundencia ante actos así, lo que se propaga es una tremenda sensación de que los criminales que así actúan gozan de impunidad. Y siendo malpensado, uno llega a temer que dada la indignación que actos de estas características levantan entre la sociedad en general, y aún más entre las personas de izquierdas, el gobierno de PSOE y Unidas Podemos no actúa más contundentemente porque así consiguen tener movilizados a sus afines y azuzan el miedo a la derecha y a la ultraderecha. Vamos, que dicen perseguir los delitos de odio que protagonizan los fascistas pero luego no lo hacen, lo que es una perversidad que provoca pavor.