Hace tiempo que Albert Rivera buscaba un cara a cara con Pablo Iglesias, quien no parecía tener ningún interés en que se llevara a término. Su actitud reticente al cara a cara, visto lo visto, no me extraña. No es lo mismo debatir con un periodista (muchas veces huyendo de la concreción) que con alguien que domina la escena. Ciertamente, y en mi profesión tengo la oportunidad de observar a grandes oradores, Albert Rivera es un comunicador brillante. Es rápido, directo, se le entiende y, encima, concreta sus propuestas. Lo único que vi y no me gustó fue que, por momentos, pareció algo ansioso por frenar a Pablo Iglesias. Por otra parte, creo que Pablo Iglesias se ha equivocado mucho al proclamar su hastío y cansancio durante unos días. Es más, creo que proclamar tu cansancio es una pésima forma de ofrecer tu capacidad de trabajo a tus compatriotas. ¿No les parece? En todo caso, a mi juicio, el debate no fue entre Pablo Iglesias y Rivera, sino entre un partido ya hecho y sin complejos (Ciudadanos) y otro que bracea entre los gritos de Monedero contra Montoro y el suave tono de Pablo Iglesias, “coleta morada”, quien ha relajado el gesto para no “asustar”. ¿Mantenemos el discurso duro o intentamos robarle votos a Sánchez? Se preguntaron. Y, para mí, se quedaron entre dos aguas. Lo suficientemente moderados como para cabrear a los suyos sin perder parte de su esencia del 15M y que les impide seducir a los otros. Mala idea, encuestas dixit. El debate, además, mostró como ni siquiera Podemos parece confiar en la materialización (a corto plazo) de las medidas que antaño gritaban en los platós y echaban en cara a la entonces casta. No había cifras en el debate de Pablo Iglesias, sino buenas intenciones y una melancolía profunda porque no podrían hacer lo que realmente desearían. ¿Culpa de Merkel? No lo sé, la verdad, pero Iglesias daba la impresión de haber dedicado más tiempo a pensar en medidas que en cómo materializarlas de manera concreta. Creo que PODEMOS está en un proceso de definición identitaria (lógico en una formación cuyo crecimiento ha sido vertiginoso) mientras que CIUDADANOS sabe muy bien qué puede, o no, decir. No les den por tercera fuerza todavía. Yo apuesto por que den la sorpresa. Escrito queda.
