Dice un proverbio judío o musulmán, no sé, que te sientes en la puerta de tu casa y verás pasar el cadáver de tu enemigo. Dice otro, que cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar. Ambos dos, relacionan al vecino y al enemigo con tu destino. Rima y es verdad.
Se dice que vecinos, los de antes. Los que aun encuentras en los microcosmos de un pueblo pequeño, de un barrio pequeño o de una escalera. Pero no siempre es cierto. Conozco el caso de una finca de cuatro plantas, con dos pisos por planta, en el que hay dos comunidades de vecinos constituidas. Con dos administraciones, dos cuentas bancarias y dos señoras de la limpieza. Y es porque no se dicen ni los buenos días. Imagínense como es la vecindad, que si uno escucha que otro sale de su casa, espera a que salga del edificio, para salir él. Así no tienen ni que saludarlo. Son cosas que pasan en un microcosmos en el que, las deudas de la comunidad, las molestias por ruidos, ropa tendida, desagües y goteras, ladridos de los perros, la tele a todo volumen, y mil perrerías más acaban como el rosario de la aurora. Me cuentan que se ha llegado a mentar a las respectivas madres, a calificar de pécoras a las parientas, a tirar basura en la puerta del vecino, a pintar su buzón, a robar la alfombrilla de la puerta del piso y un montón de graciosos acontecimientos, que no tienen ninguna gracia. Y qué puedes hacer si te toca un vecino imposible de tratar. O vendes la casa y te vas, o te armas de valor, coraje y recursos para enfrentarte, todos los días contra el enemigo. Y aquí otro proverbio: el enemigo en casa. Y este: pueblos vecinos, mal avenidos.
Yo me crié un pequeño pueblo de Mallorca, que en los mapas aparecía como barrio Pòrtol. Entre Santa María y sa Cabaneta, su gente no era ni de unos ni de los otros. Ni amigos ni enemigos, pero todo lo contrario. Y si lo aplican a la diferencia entre localidades en las islas, verán que lo de Ciutadella y Maó, es un conflicto histórico, político y religioso. No desprecien la diferencia entre Pollensa y U Port. Aprecien la de Eivissa y Santa Eulàlia, y en Mallorca, Ciutat y la part Forana.
Pero no se olviden que, quien tiene un buen vecino, tiene un amigo y seguro que será mejor que un pariente.