Con una línea media desaparecida, un ataque inexistente y, eso si, una defensa segura salvo en contadas acciones desaprovechadas por los ingenuos delanteros del Ontinyent. el Mallorca volvió a sumar tres puntos que le permiten una clasificación acorde con sus resultados, pero no respecto a su juego. De hecho se pasó casi toda la segunda parte agazapado como gato panza arriba a la espera de un contraataque, con el que sentenciar un resultado corto, que nunca supo desarrollar con velocidad e inteligencia. Puede que la victoria, engañosa, sea lo único importante por ahora, pero la sensaciones que deja el equipo apuntan a dificultades más serias en cuanto se eleve el nivel de los contrincantes a medida que avance el calendario.
No sé si Vicente Moreno tiene las ideas claras, pero si que son fijas. En una retaguardia intocable en la que los laterales avanzan mejor que cubren, la pareja de centrales y la experiencia del portero, Reina, se impone frente a enemigos técnicamente limitados. Pero Damiá y Pedraza no se apropian del centro del campo, ni enlazan con claridad con sus compañeros más adelantados y en la línea de tres cuartos solo destaca la habilidad de Lago Jr si entra en juego y el espíritu fajador de Abdón dentro del área que a veces se vuelve contra si mismo. Pol Roigé, individualista, premioso y fallón, compite con Alex López en torpeza. Este fue el panorama en el Clariano, igual que en anteriores jornadas, donde lo más merecido en relación al esfuerzo de ambos hubiera sido un empate. Que nadie se engañe.
Próxima cita con el Llagostera en Son Moix, otro del montón y venido a menos. Bienvenido sea.