Es algo absolutamente extraordinario y fuera de lo común ver a la presidenta del Ejecutivo y al líder de la oposición reunirse y mostrarse dispuestos a colaborar en pos de un objetivo común, que va más allá de la posición y la ideología política de cada cual, y que de lograrse supondría un beneficio para todos los habitantes de Balears. Es por ello que hay que felicitar tanto a Francina Armengol como a Gabriel Company, por su ánimo de entendimiento y su afán de colaborar para que el Régimen Especial de Balears vea la luz en 2018.
Es obvio que si todas las fuerzas parlamentarias van de la mano, como es el caso, y si las dos principales fuerzas políticas se entienden en las reivindicaciones que se plantean al Gobierno central, la posición política es muchísimo más fuerte que si tal cosa no sucede. Conscientes de esto, los dirigentes de PSIB y PP aparcan sus diferencias, que son muchas y notorias, para centrarse en plantear a Madrid mejoras en el ámbito del transporte y la fiscalidad que compensen las desventajas que acarrea la realidad pluriinsularidad balear.
Solo desde la cerrazón se puede criticar que ambas formaciones se entiendan en esta materia tan trascendente y hacen muy bien tanto PP como PSIB en colaborar e ir de la mano, en lugar de buscar apuntarse tantos políticos, pues del éxito de la empresa conjunta depende el bienestar de los ciudadanos de Balears y en buena parte, el porvenir económico de la comunidad autónoma.